Abogado y Licenciado en Geografía, con Post Grado en Derecho y Política Internacional de la Universidad Central de Venezuela (UCV). Diplomado del Curso de Negociación de Harvard University. Profesor de la Materia Geopolítica del Petróleo, en la UCV y Docente invitado de Notabilis Energy, Empresa Internacional de Adiestramiento, especializada en el Área de Hidrocarburos. Asesor en la Industria Petrolera.

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Con esta pregunta el Honorable Secretario General de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), Haitham Al Ghais, puso sobre la mesa, uno de los debates más polémicos, que se han presentado en los últimos tiempos y no es otro que el de la “Transición Energética”, que un grupo defiende a ultranza, convencidos que es lo mejor para el planeta

En posición contraria se encuentran los productores de crudo quienes defienden su espacio, basados en el rol estratégico que tiene ese ‘Commodities’, denominado el petróleo, en la constante mejora de nuestros niveles de vida, destacando el elemento en común que tienen la pasta dental, el jabón, las cámaras digitales, las computadoras, la gasolina, la calefacción, el combustible de los aviones, los neumáticos de nuestros vehículos, los lentes de contacto y las prótesis médicas, entre otros.

Si el petróleo desapareciera hoy, como muchos grupos extremos lo piden y cuentan con respaldo económico para predicar su descontento, en cuanta plaza europea les de la oportunidad de hacerlo; estos y muchos otros productos y servicios que dependen directamente de este valioso recurso y sus derivados para existir desaparecerían también. Las redes de transporte se paralizarían, millones estarían condenados a congelarse en el invierno y las cadenas de suministro colapsarían con inevitables repercusiones a nivel mundial.

Lo indicado en la siguiente gráfica, en la cual se destacan los derivados del crudo y las principales industrias consumidoras ratifica la referencia hecha en la Revista Estadística de Energía Global para 2022, publicada por el Energy Institute, de Reino Unido, así como consultoras como KPMG y Kearney, concluyendo que los combustibles fósiles constituyeron un 82% del balance energético global en 2023.

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Este número es similar al presentado en el más reciente reporte de la OPEP, y expone un nivel con las mismas características, al que ya existía hace 30 años. Entonces, ¿por qué la mayoría de los debates existentes sobre la premisa de la transición energética ignoran el rol estratégico del petróleo?; pareciera que los intereses no sólo políticos sino económicos, buscan desplazar a la industria petrolera, como principal proveedor de la matriz energética mundial.

En este orden de ideas, es importante destacar que la creciente demanda de energía y mitigar los efectos del cambio climático son premisas que definitivamente no son incompatibles, sin duda, el enfoque debería estar dirigido, por parte de los países productores de crudo, en reducir las emisiones de carbono a la atmósfera.

La OPEP indica en su más reciente declaración al respecto, que sus miembros se encuentran invirtiendo en aumentar sus capacidades, movilizándose hacia tecnologías más limpias y adquiriendo una valiosa experiencia para descarbonizar la industria. Para ello, actualmente se están haciendo grandes inversiones orientadas a capturar emisiones promoviendo una economía circular de carbono, aseverando que es posible invertir a gran escala en renovables mientras continuamos produciendo el petróleo que el mundo necesita para hoy y para las décadas que están por venir.

Esta postura busca generar estabilidad en tiempos de alta volatilidad, y resulta esencial por cuanto la historia nos demuestra que las transiciones energéticas, desde el inicio de estos procesos, evolucionan en plazos de décadas.

Cuando se trata del sector del transporte, así como de otras importantes actividades, no sería prudente ignorar que miles de millones de personas alrededor del mundo dependen del petróleo y continuarán haciéndolo en los próximos tiempos.

Esta realidad es aún más desafiante cuando se combina con la necesidad de garantizar las inversiones necesarias para compensar la creciente demanda de energía, blindar la seguridad energética global y su acceso de manera expedita, así como la reducción de emisiones en cumplimiento del Acuerdo de París sobre cambio climático.

Debemos destacar, que el crecimiento demográfico del mundo se encuentra en constante crecimiento. El Reporte Global Petrolero de la OPEP, de 2022, augura que la población mundial aumentará en 1.600 millones de personas en 2045, mientras que estadísticas de la ONU pronostican que la población global rondará los 10.400 millones en 2100.

En paralelo, estimaciones de la OPEP concluyen que la demanda energética global se incrementará un 23% para 2045. Dentro de esto, la demanda petrolera se proyecta a crecer y situarse alrededor de los 110 millones de barriles por día de consumo.

Estos números tan contundentes, dejan claro que el petróleo continuará siendo una parte esencial de la estructura energética global de cara a las próximas décadas. Sin embargo, esta realidad se halla en contraste con expresiones realizadas por quienes auguran el fin de la era del petróleo.

Debemos destacar que la demanda actual de petróleo se aproxima a niveles récord y la proyección es que continuará creciendo en cinco millones de barriles al día en este 2024. No hay una sola fuente de energía alternativa, que pueda crecer a ese ritmo, para hacer frente a los requerimientos energéticos futuros.

En este sentido, los países de la OPEP ysus miembros asociados quienes conforman la OPEP+, se encuentran listos, dispuestos y capaces de proveer la energía necesaria para compensar esta demanda futura, mientras abordan planes y tecnologías para reducir sus emisiones y contribuyen a la erradicación de la pobreza energética.

De igual manera es válido destacar,que la ONU estima que más de 700 millones de personas carecen actualmente de acceso eficiente a electricidad, y casi un tercio de la población global utiliza sistemas energéticos ineficientes, dañinos y contaminantes.

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Como bien lo indica el Secretario de la OPEP, el día a día no se trata de vehículos, laptops o aparatos de aire acondicionado entre otros; se trata, primordialmente, de garantizar a la población, el acceso básico a la electricidad y la calefacción. El petróleo juega y jugará un papel trascendental en los países en desarrollo tanto a la hora de garantizar un acceso energético universal y sostenible de la energía proveniente de los combustibles fósiles.

Existen países en los cuales los beneficios de la energía siguen estando distantes y si a eso, le agregamos una realidad global la cual indica, que no hay suficientes inversiones destinadas a cubrir todas las fuentes de energía; es por ello que los notables aumentos en la demanda global requieren aún mayores niveles de inversiones.

En su disertación, finaliza el Secretario de la OPEP, indicando que las devastadoras consecuencias de fallar en el objetivo de garantizar el nivel necesario de inversiones aparecen detalladas en el más reciente reporte publicado por esa Organización, en donde se proyecta que existiría un estratosférico déficit entre producción y demanda de más de 16 millones de barriles por día, si las inversiones en actividades petroleras fueran paralizadas el día de hoy, tal como algunos están pidiendo públicamente.

Definitivamente este es un tema que trasciende, más allá de cualquier frontera, los deseos personales, corporativos o de los países, es algo que amerita ser abordado con la seriedad del caso y proyectar soluciones a futuro, sino se hace de esa manera, sencillamente estaremos haciendo entre los que están a favor y en contra de los combustibles fósiles, un ejercicio de Procrastinación, el cual, y tal como se proyecta, tendrá consecuencias difíciles de superar.

Amanecerá y Veremos.