Ya no necesitamos que vengas a la casa a trabajar”. Esta frase marcó la vida de muchas trabajadoras domésticas en América Latina durante la pandemia, agravando su situación y obligándolas a la informalidad que llega al 77%, de acuerdo con la Cepal. A pesar del reconocimiento a sus derechos, la falta de acceso a un trabajo digno persiste.

Las medidas de cuarentena, la limitación de la movilidad y actividad económica, el desempleo, la reducción de las horas trabajadas e incluso la pérdida de salarios las obligó a buscar otros ingresos invisibilizando su rol esencial en el cuidado y en el funcionamiento de la economía.

Conforme con la Comisión Económica para América Latina (Cepal), en su informe del año pasado sobre la situación de las trabajadoras del hogar frente a la crisis de la covid-19, en la región se dedican al trabajo doméstico remunerado entre 115 millones y 186 millones de personas, de las cuales el 93% son mujeres, lo que supone en promedio entre el 10,5% y el 14,3% del empleo de las mujeres en la región.

Nota relacionada La tasa de desempleo de Reino Unido cae al 3,5%, mínimos desde 1974

Una de cada 10 mujeres es trabajadora doméstica y este fue el sector más castigado durante la pandemia. Estamos hablando de una pérdida de puestos de trabajo de cerca de la mitad en países como Chile, Colombia y Costa Rica, y de un tercio en el caso de República Dominicana, Brasil y Paraguay”, indicó al portal EFE Ana Güezmes, directora de la División de Asuntos de Género del organismo.

Frente a este panorama se suma que la mayoría de las trabajadoras domésticas que hoy en día realizan esta actividad lo hacen de manera precaria y vulnerable, con ingresos muy bajos, horarios laborales largos o por horas mal pagadas, trabajo forzado y generalmente sin protección social.

Es un sector muy feminizado y que antes de la pandemia tenía muy poca protección social; apenas el 25% cotizaba a la seguridad social o tenía algún sistema de protección”, dijo Güezmes.

Nota relacionada EE.UU.: caen con fuerza las ofertas de empleo en agosto

‘Ya no necesitamos que vengas a la casa a trabajar’

Muchos jefes de hogares anunciaron su decisión de prescindir de los servicios de las mujeres dedicadas al trabajo doméstico. Los casos de despido, de la falta de no reconocer sus derechos laborales, los abusos y la discriminación se evidencian en países como Perú, en donde siete de cada diez perdieron su empleo.

“El 60% perdió su trabajo, incluyéndome a mí, y casi el 40% lo mantuvo con una recarga extra, porque en algunas casas tenían hasta tres trabajadoras pero tuvieron que despedir a dos. Muchas fueron despedidas injustamente o no les pagaron todo, porque la empleadora se quedó en casa”, detalló María de los Ángeles Ochoa, secretaria general del sindicato nacional de Trabajadoras del Hogar en Lima.

Ochoa, quien hace poco participó en el octavo encuentro de la Gran Alianza de Trabajadoras del Hogar en Valparaiso (Chile), apunta que a varias de ellas no las indemnizaron, a pesar de que muchas habían dedicado más de 10 años de su vida a estos hogares.

Fue muy insuficiente la ayuda del Ministerio de Trabajo en estos casos”, dijo, para luego asegurar que al no poder llevar dinero a sus casas, fueron castigadas en sus propios hogares con violencia y maltrato y, en ocasiones, se vieron empujadas a decidir que sus hijos dejaran sus estudios.

Las más afectadas son las de la tercera edad porque es muy difícil que las vuelvan a contratar y han tenido que reinventarse vendiendo huevos en las calles o más cosas, y se les ha hecho difícil adaptarse porque toda su vida han trabajado en una casa

Ochoa

Asimismo, otra realidad fue la incidencia de la covid-19 entre las trabajadoras domésticas, cabezas de familia, ya que “en las casas donde trabajaban como internas, ellas eran las únicas que salían a hacer las compras y tenían alto riesgo de contagio”.

‘Mas que ganar, perdimos mucho’

Del mismo modo, en Paraguay la situación de precariedad de las trabajadoras del hogar es evidente, pues antes de la pandemia las mujeres dedicadas a este oficio suponían el 17,4%, y sus ingresos eran iguales o inferiores al 50% del promedio de todas las personas ocupadas.

Nota relacionada Tasa de desempleo de Brasil alcanza 8,9% en trimestre móvil a agosto

En el país sudamericano, tres años atrás, las mujeres lograron la conquista del salario mínimo y seguro social con la ley 5407, pero para Librada Maciel, integrante del Sindicato de Trabajadoras del Servicio Doméstico de Paraguay (Sintradepy), esa lucha se vio afectada con la pandemia.

Aquí cerca del 10% no recuperó su trabajo y a pesar de que salió la ley, nadie quiere pagar. Pagan por hora (1,54 dólar), por día (12,32 dólares), pero ya nadie quiere por meses”, dijo.

Maciel manifestó que desde el sindicato le han tendido la mano a estas mujeres enseñándoles labores de manualidades, panadería o capacitaciones para emprendimiento y que puedan obtener un ingreso.