Compañías e inversionistas a nivel mundial se enfrentaron este viernes al dilema de una oferta de Moscú, para acelerar su salida del país y permitirles entregar las participaciones a gestores locales hasta su regreso.

Las opciones las ofreció el viceprimer ministro Andrei Belousov una semana luego de que la invasión rusa a Ucrania y un día después de que el banco francés Societe Generale advirtió de que podría ser despojado de sus operaciones en Rusia, lo que generó un estremecimiento en las empresas que pretendían permanecer en el país.

Belousov esbozó tres alternativas para las empresas extranjeras:

«La empresa sigue trabajando a plenitud en Rusia», apuntó en un comunicado. «Los accionistas extranjeros transfieren su participación para que sea gestionada por socios rusos y puedan volver al mercado más adelante», agregó, o «(…) cesa definitivamente sus operaciones en Rusia, cierra la producción y despide a los empleados».

Ningún camino está exento de riesgos. Las compañías que se queden podrían enfrentarse a una reacción en los mercados occidentales, donde el público se ha unido a la causa ucraniana, los que transfieran acciones podrían estar entregando las llaves con pocas garantías, pero los que abandonen podrían enfrentarse a una gran pérdida en el mejor de los casos.

La invasión ha llevado a Estados Unidos y Europa a imponer amplias sanciones, que afectan a todo, desde los sistemas de pago globales hasta una serie de productos de alta tecnología, lo que hace que unir lazos con Rusia sea cada vez más difícil y precario.

Para los rusos de a pie, esto quiere decir que es una profunda penuria económica.

Muchas multinacionales, como las grandes empresas de energía BP y Shell, ya han confirmado su retiro, mientras que otras se han abstenido de abandonar Rusia por los momentos. TotalEnergies ha declarado que se quedaría pero que no invertiría más.

IKEA anunció el jueves sus planes de cerrar tiendas, sin embargo, expresó que pagaría a sus 15.000 empleados rusos durante al menos tres meses.

SIN SOLUCIÓN FÁCIL

El fabricante italiano de neumáticos Pirelli señaló el viernes que estaba supervisando constantemente los acontecimientos a través de un «comité de crisis» especialmente constituido, añadiendo que no esperaba detener ninguna de sus dos plantas rusas.

Su competidor, la finlandesa Nokian Tyres, dijo la semana pasada que estaba cambiando la producción de algunas líneas de productos fuera de Rusia.

Asimismo, no hay soluciones fáciles ni siquiera para los que buscan la salida, cuando las contrapartidas comerciales son limitadas.

Ahora bien, para los que buscan la puerta, el primer viceprimer ministro ruso dijo que un plan de quiebra acelerado «apoyará el empleo y el bienestar social de los ciudadanos para que los empresarios de buena fe puedan garantizar el funcionamiento efectivo de las empresas».

Algunas compañías continúan tratando de contabilizar el costo de su exposición a Rusia, una cifra que para muchos sigue cambiando con cada nueva ronda de sanciones anunciada por Estados Unidos, la Unión Europea y Gran Bretaña.

Por los momentos, empresas, bancos e inversores de todo el mundo han anunciado que tienen una exposición de algún tipo a Rusia de más de 110.000 millones de dólares. Esta cifra podría aumentar.

Los datos de la firma de investigación Morningstar, además, muestran una exposición de los fondos internacionales por valor de 60.000 millones de dólares en acciones y bonos.