Una de las más recientes sanciones de la Unión Europea contra Rusia por su invasión a Ucrania es la exclusión de siete bancos rusos de Swift, un sistema que respalda las transacciones de pago globales.

Algunos lo llaman “el sistema nervioso de la banca mundial”. Y no es para menos, ya que hoy amenaza con poner en jaque a la institucionalidad financiera rusa.

Considerado el mayor golpe a las finanzas del Kremlin, la Unión Europea se sumó a Estados Unidos y Canadá y participó la exclusión de siete bancos clave del sistema de pagos interbancarios Swift. Además pactó cortar los canales de financiación y negar el acceso a los mercados de capitales al Kremlin, sus empresas públicas y los bancos rusos.

Bruselas aprecia que estas sanciones afectan al 70% del sistema bancario ruso, aunque la lista no incluye a Sberbank, la mayor entidad del país, ni a Gazprombank, puesto que procesan gran parte de las operaciones energéticas con el bloque.

Ahora bien, ¿qué es el Swift y por qué es tan importante para la banca internacional?

La Society for World Interbank Financial Telecommunication, más conocida por sus siglas Swift, es una cooperativa de sociedades financieras, la mayoría bancos, que determina los códigos necesarios para realizar o recibir cualquier transferencia internacional.

La cual fue creada en Bruselas en 1973, pero solo entró en funcionamiento en 1977 cuando comenzaron a enviarse los primeros mensajes. Actualmente cuenta con más de 11.000 instituciones financieras presentes en alrededor de 200 países o territorios.

En el momento que un cliente realiza una transferencia internacional a favor de otro, el banco emisor genera un mensaje cifrado, mediante un código conocido como BIC o Swift, que muestra con lujo de detalles de qué manera llegarán los fondos a ese cliente.

El código Bank Identifier Code (BIC), puede constar de 8 u 11 caracteres, dependiendo del detalle que requiera la transacción. Swift determina esos códigos bancarios, con lo que posibilita las transferencias internacionales de fondos de una manera segura.

Mientras las entidades financieras de Rusia quedan por fuera del sistema Swift, la operación de sus bancos se ve seriamente complicada porque no pueden hacer ni cobros ni pagos internacionales con el resto de entidades que utilizan este sistema.

Rusia tiene su propio Swift

Cuando se anexó la península ucraniana de Crimea en 2014, Moscú ha venido perfeccionado su propio sistema homólogo llamado SPFS, mientras que China igualmente cuenta con el suyo.

El contraste es que en el sistema ruso participan 399 instituciones y el de China, llamado CIPS y creado apenas un año después -en 2015-, cuenta con 1.280 usuarios en 103 países o territorios y, a pesar de que fue ideado para internacionalizar el uso del yuan, lo venden como un sistema ideal para quienes quieren evitar el riesgo de exponer sus transacciones a la lupa de Estados Unidos.

El Kremlin está incitando a sus instituciones a que se unan a su proyecto, o al chino, para reducir el impacto de la desconexión de su banca del sistema Swift.

Aunque China es el mayor socio comercial de Rusia, el yuan aún está lejos de ser una moneda global clave y es posible que los bancos extranjeros no sientan una necesidad urgente de unirse a una red de mensajería alternativa.