Hace pocas semanas Amazon comunicó que subiría en un 39% la cuota para disfrutar de su plan de suscripción Prime (que incluye, además, el acceso a la plataforma de video en streaming Prime Video). También el mes pasado DAZN daba otra fatídica noticia a sus suscriptores doblando sus tarifas.

Dichas subidas han sentado lógicamente a cuerno quemado a los usuarios, cuyo presupuesto para el video en streaming no es ni mucho menos ilimitado. Ahora bien, ¿cuál es exactamente el umbral de «dolor» del consumidor en lo referente a las tarifas (eternamente ascendentes) de las plataformas de vídeo en streaming?

Un reciente estudio de la consultora llevado a cabo en Alemania por Simon Kucher & Partners proporciona respuesta a esta pregunta y la conclusión es que, a pesar que las plataformas de video en streaming disponen aún de margen de maniobra para incrementar sus precios, deberían ir con suma cautela por que la rivalidad en este sector es también cada vez más feroz.

El informe de Simon Kucher & Partners pone de manifiesto que cuando los servicios de video en streaming dan un empujón de más del 30% a sus tarifas, más del 50% de los suscriptores baraja inevitablemente la opción de darse de baja. A la luz de este dato, tanto Amazon Prime Video como DAZN estarían, por ende, jugando con fuego con sus últimas subidas de precios.

De la investigación se colige, además, que la horquilla ideal de precios de las plataformas de video en streaming es de entre 10 y 15 euros. «Los usuarios contemplan las suscripciones de 10 euros como positivas desde el punto de vista de la relación calidad precio. Las tarifas de 15 euros son percibidas, por su parte, como caras pero aun así aceptables», afirmó Lisa Jäger, Partner and Global Head of Technology, Media & Telco de Simon-Kucher & Partners.

Los hogares manejan para el video en streaming un presupuesto que se mueve entre los 17 y los 30 euros

En contexto, cada suscripción es un mundo porque cada consumidor la contempla también de manera distinta. «Ninguna suscripción es siempre la misma. El valor subjetivo que le otorga el consumidor es absolutamente decisivo. Además, si el contenido es particularmente atractivo, los usuarios están dispuestos a pagar más», dice Jäger.

El informe de Simon-Kucher & Partners revela asimismo que la mayor parte de los hogares tiene un tope en su presupuesto para las suscripciones de video en streaming. Y ese tope se mueve entre los 17 y los 30 euros. En este sentido, «tener más de dos suscripciones puede significar rebasar los límites que los hogares ponen a sus presupuestos de streaming», subraya Jäger.

En un mercado cada vez más saturado y, por ende, también cada vez más competitivo los proveedores de video en streaming no pueden concentrarse única y exclusivamente en ganar nuevos clientes sino sobre todo y ante todo en no perderlos. Al fin y al cabo, el 34% de los consumidores cancelaría una suscripción ya existente de sellar un contrato con una nueva plataforma.

Por ende, y más allá de andar con pies de plomo en lo que a los incrementos de precio se refiere, las plataformas de video en streaming deberían apostar asimismo por nuevos tipos de cuotas como las apoyadas por publicidad y también las denominadas tarifas «pay as you go» en las que el usuario paga solo por el contenido que consume.

«Al 57% de los consumidores les seduce la idea de pagar solo por el contenido que de verdad contemplan. E incluso si los pagos puntuales pueden no tener siempre sentido desde el punto de vista empresarial, hay que escuchar los deseos del cliente», indica Jäger.

Los precios reducidos para accesos de naturaleza temporal a los servicios de vídeo en streaming son también perfectamente concebibles. «Muchos proveedores se muestran reacios a este modelo, que resulta, no obstante, atractivo para el 44% de los consumidores», concluye Jäger.