Recordemos que las marcas que han anunciado su retirada de Rusia tras la invasión de Ucrania son: Apple, IKEA, Mercedes-Benz o H&M. Netflix ha parado las producciones de esta región, mientras que Google ha cerrado el grifo a la publicidad procedente del mismo.

Sin embargo, no son las únicas, debido a que General Motors ha informado que dejará de exportar a Rusia, Ford igualmente ha suspendido toda su actividad allí, Nike ha cancelado las ventas online y Sony Pictures y Paramount Pictures han bajado el telón de su distribución.

Estas compañías están tomando posiciones en el ámbito geopolítico para hacer ver que no están del lado de la guerra. Esa forma de mantenerse en el lado correcto está generando que pierdan, espontáneamente, ingresos. En cualquier caso, esta bajada dependerá de la compañía, debido a que, en el caso de, Apple obtiene menos del 1% de sus ingresos mundiales de Rusia.

Pero, detrás de esos principios también hay una estrategia de cara a un futuro cercano. Y es que los consumidores probablemente les recompensarán, al menos en términos de percepción. Lo que sus clientes quieren es que adopten una postura clara en cuestiones de justicia social, y es lo que están haciendo.

De acuerdo con un sondeo de Reuters e Ipsos, simplemente el 34% de los estadounidenses piensa que lo que ocurre en Ucrania no es asunto suyo. Por otro parte, el 77% apoya la imposición de más sanciones económicas. Otra encuesta, esta vez de Morning Consult, señala a que tres cuartas partes de la población de Estados Unidos está de acuerdo que las empresas nacionales detengan la venta de sus productos y servicios en Rusia.

Los productos de las marcas tendrían problemas para llegar a Rusia por la crisis de la cadena de suministro

Sumergiéndonos en el centro del tema, la verdad es que, a pesar de que las marcas decidieran que sus productos continuaran vendiéndose en las estanterías rusas, los consumidores rusos tendrían problemas para pagarlos o incluso encontrarlos.

La decisión de las empresas viene respaldada por el hecho de que los productos ya no pueden llegar allí, al menos, no fácilmente. A comienzos de esta semana, la naviera francesa CMA CGM, la suiza MASC y la danesa Maersk comunicaron que sus buques ya no atracarían en los puertos rusos, por lo que los artículos de consumo tampoco podrían hacerlo.

Es por ello que, UPS y FedEx también han detenido todos los envíos a Rusia. Mientras, Aeroflot, la compañía aérea rusa, con una importante división de carga, tiene prohibido el acceso a una treintena de países europeos y a Estados Unidos.

Los motivos económicos

La liquidación de créditos y débitos es otro de los motivos por los que las marcas se han bajado del barco. Varios países, como Canadá, Reino Unido, Estados Unidos, Italia, Francia o Alemania, informaron de que algunos bancos rusos quedarán excluidos de la SWIFT, lo que significa que, la Sociedad para las Comunicaciones Interbancarias y Financieras Mundiales. Esta procesa unos 42 millones de transacciones cada día entre sus 11.000 bancos miembros en 200 países.

Visa y Mastercard han dejado de procesar transacciones desde Rusia por las sanciones anunciadas por varios países. Por su parte, PayPal abandonó Rusia en 2020, pero a principios de esta semana, cerró la puerta a las internacionales.

Para finalizar, la caída del valor del rublo está disminuyendo el poder adquisitivo de la población rusa. Los salarios y los ahorros de los ciudadanos del país seguirán bajando, por lo que incluso llegarán los problemas para pagar artículos de primera necesidad. Por esta razón, la menor preocupación será comprarse un iPhone o un nuevo coche.

Ahora bien, hasta qué punto será fácil que las empresas estadounidenses vuelvan a establecer vínculos en este país…