Los vinos chilenos buscan afianzar sus ventas en el exterior, donde ya colocan el 72 % de sus botellas por un valor de 1.208 millones de dólares, y apuntan a incrementar las exportaciones a países asiáticos como China y americanos como Brasil y EE.UU.

De este modo, lo explicó al portal Efe la directora de la asociación gremial Vinos de Chile, Angélica Valenzuela, con motivo del Chile Wine Fest, que se celebra este fin de semana en la capital y engloba a más de 80 productores.

Chile es uno de los países que más vino produce en el mundo, dada la amplitud de los territorios en los que se cultiva la uva, que van desde zonas cercanas a la capital, con un clima más seco, hasta el sur más húmedo.

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«La influencia tanto de la cordillera de los Andes, por un lado, como la influencia del océano Pacífico, que son corrientes frescas que le dan a nuestros vinos una elegancia y un frescor particular»

Valenzuela.

Uno de los mayores potenciales de crecimiento está en China, el segundo país que más compra y el que mejor paga, apuntó la directora.

Según Vinos de Chile, el mercado chino aglutina unas ventas de 184,68 millones de dólares; seguido por Brasil, con 141,95 millones; Reino Unido, con 111,47 millones, y Estados Unidos, con 103 millones.

Aumentar el valor por unidad es uno de los retos del sector, motivado a que en el último año ha logrado subir su mercado exterior en un 3,4 %, escalando hasta 1.208,8 millones de dólares, aunque lo hace con vino más barato, aseguró Valenzuela.

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En total, fueron 41,4 millones de cajas las que vendieron los productores de Chile fuera del país, con un aumento de un 5,9 %, pero el precio por unidad se rebajó en un 2,3 %, hasta 29,2 dólares por caja, según la patronal.

El atractivo de los vinos chilenos reside, en parte, en su amplia variedad de caldos, aunque el punto fuerte es el vino hecho con la variedad de uva Carmenere, una variedad que fue muy usada en Francia hasta que una enfermedad la extinguió a finales del siglo XIX.

No obstante, en la década de 1990, un enólogo francés descubrió que en Chile se había preservado esa variedad sin que los chilenos fueran conscientes de esa suerte: la variedad, que había sido introducida desde Francia, había sobrevivido porque la geografía del país limita el intercambio de enfermedades y plagas con el exterior.