El economista venezolano Luis Arturo Bárcenas se mostró en contra de la dolarización en Venezuela, pues recuerda que la economía de su país todavía no cuenta con los “prerrequisitos claves” para que el esquema tenga éxito en vencer la hiperinflación.

A su modo de ver, dolarizar una economía “requiere de una férrea disciplina fiscal para no demandar financiamiento de parte de los bancos centrales (inexistente bajo este esquema), por lo que el carácter procíclico que aún muestra el gasto público en Venezuela frente a los choques externos (particularmente, los petroleros) atentaría contra el principal objetivo del nuevo arreglo”.

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“Se requiere de la suficiente dotación de activos en moneda extranjera y de acceso a los mercados internacionales para evitar cualquier escenario de iliquidez a nivel interno, algo de lo que Venezuela carece actualmente”, indicó.

Explica Bárcenas que como el Banco Central de Venezuela no emite divisas, dolarizar con promesas conllevaría a que el ente “pierda la capacidad de actuar en los ámbitos para los cuales aún tiene relevancia (como el sistema financiero)”.

“De hecho, a medida que la dolarización trascienda al ámbito bancario y haya mayor apertura a la entrada de capitales, se requiere implementar una normativa más rigurosa que la actual tanto en materia de legitimación de capitales como de carácter macroprudencial. Ello con el fin de acotar el apalancamiento externo de los bancos locales y evitar un colapso generalizado del mercado bancario en ciclos recesivos a nivel global”, señaló.

Afirma, de hecho, que dolarizar formalmente “«provocaría una reducción sostenida en el alza de los precios internos, pues todas las transacciones se harían con una moneda que goza de una amplia credibilidad como lo es el dólar, mientras se impide que el BCV continúe financiando con moneda sin respaldo a los entes públicos”.

“De igual forma, al re-expresarse en dólares todos los activos domésticos, éstos no se verían sujetos a pérdidas frente a fluctuaciones en el tipo de cambio (riesgo cambiario).  Por otro lado, imponer el dólar como moneda de curso legal obligaría al BCV a ofrecer un cono monetario en divisas más amplio (reduciendo los costos transaccionales) y eliminaría las restricciones sobre el financiamiento bancario interno en moneda extranjera”, apuntó.

Pero dolarizar “de jure”, como lo explica, puede, en consecuencia, “reducir la capacidad del BCV para aminorar los efectos reales de los choques internos o foráneos”.

“En particular, la dolarización no permitiría que el ente emisor actúe como prestamista de última instancia para frenar cualquier crisis bancaria, un aspecto clave para el caso venezolano debido a la poca profundidad del sistema financiero local y su recurrente exposición a episodios de iliquidez”, dice.

“Otra desventaja reside en cómo la dolarización alteraría los mecanismos bajo los cuales la economía local ‘absorbería’ los choques externos. Si se dolarizase por completo, el tipo de cambio no cumpliría ningún rol frente a un cambio no esperado en los precios internacionales o en las tasas externas.  En otras palabras, los precios en Venezuela podrían tornarse más volátiles ante tales eventos al no contar con la paridad bolívar/dólar como mecanismo de ajuste”, precisó.

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