El Gobierno Argentino se reunió, luego de que el ahora exministro de Economía, Martín Guzmán, presentara su renuncia el día sábado.

La nueva ministra de Economía es Silvina Batakis, de 53 años, quien se identifica como posicionada en el ala izquierda del peronismo, más cercana al kirchnerismo y al movimiento La Cámpora.

Lo que refleja, una vez más, la intensidad de la fractura interna dentro de la coalición gobernante, la peronista Frente de Todos. «En realidad, Alberto Fernández ya perdió totalmente la pulseada, y quedó muy debilitado», dice a DW Fausto Spotorno, economista y director de la Escuela de Negocios de la Universidad Argentina de la Empresa (UADE). «Es una clara señal de que el presidente tuvo que ceder ante las exigencias de la vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner», afirma.

Martín Guzmán era uno de los últimos ministros leales a Alberto Fernández, y la vicepresidenta lo responsabilizaba de un mal manejo del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que hace necesarios duros ajustes fiscales. Con estos, se agravaría la situación económica y podrían disminuir las posibilidades del Frente de Todos de cara a las próximas elecciones generales, en 2023.

De acuerdo con Spotorno, se debe esperar los anuncios de Batakis, a quien se considera «relativamente pragmática«. Un pragmatismo que urge en este momento, cuando «Argentina prácticamente no tiene acceso al mercado de capitales, y el mercado local está bastante limitado«, dice.

Conforme con el economista Gabriel Zelpo, «Alberto Fernández ya había cedido bastante, pero luego de las elecciones de medio término [en noviembre de 2021] quedó completamente desdibujado».

A Batakis, Zelpo la ve como una ministra «de guerra«, que, con recursos muy limitados, tuvo una buena gestión en la provincia de Buenos Aires. Una característica que el país sudamericano necesita desesperadamente, cuando el índice de pobreza llega al 37,3%, según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC).

«No hay viabilidad política sin viabilidad económica»

«Hoy los bonos argentinos están cotizando a precio de default», afirmó Zelpo. También, el riesgo país se posicionó arriba de los 2.500 puntos, es decir, que el acceso a los mercados internacionales es «prácticamente imposible«, aclara. «Uno de los objetivos de la nueva ministra es que el mandato de Alberto Fernández llegue a su término de la mejor manera posible».

Por lo tanto, la economía argentina se encuentra bajo presión. El Gobierno limitó el acceso a los dólares para pagar importaciones, y el dólar blue, del mercado negro, cotizaba este lunes a 268 pesos, su máximo desde la salida de la convertibilidad del peso, en 2002. Mientras tanto, la bolsa se desplomó un 3%.

La renuncia presentada por Guzmán agrava la preocupación por una crisis de mayores dimensiones en Argentina, frente una inflación de más del 5% mensual, y de una proyección anual del 60% para este año. Esa cifra podría quedarse corta: «Creo que la inflación podría llegar este año a un 80%», resalta Spotorno. A eso se suma que las reservas del Banco Central Argentino están en un nivel muy bajo.

«El ministro Guzmán no era precisamente ortodoxo en materia fiscal y monetaria», indica a DW, por su parte, el economista Luis Secco, director de la consultora Perspectiv@s Económicas. Y también la nueva ministra «está del lado de los que dicen que Argentina necesita menos ortodoxia«, dice.

Sin embargo, se nota «difícil que la ministra vaya a hacer algo diferente. Todavía hay que esperar sus anuncios. Pero si repite o profundiza lo que hacía el ministro anterior, no veo cómo vamos a poder reducir la inflación, ni superar las restricciones para que crezca la productividad«, observa Secco, al tiempo que prevé que ese giro de 180 grados en toda la política económica «no parece ser el objetivo de Batakis».

La crisis económica, en un entramado político complicado, genera «falta de confianza, y hace difícil que el presidente pueda recuperar algún espacio», opina Secco. Al final, «queda claro que no hay viabilidad política sin viabilidad económica. Si no se resuelve el problema macroeconómico, no hay estrategia política ni alianza electoral que pueda funcionar«.