Anticipan que el sistema financiero ruso se encamina hacia el desastre

Vladimir Putin ha planeado durante mucho tiempo la invasión de Ucrania. Durante años, el Gobierno ruso ha preparado su economía para soportar las sanciones internacionales que ahora está imponiendo Occidente.

El sistema financiero ruso es ahora mucho menos dependiente del exterior que en 2014, cuando se anexionó Crimea, ya que su deuda externa denominada en dólares y su ratio de deuda sobre el PIB es muy reducida. Sin embargo, tanto la Unión Europea como Estados Unidos están aplicando fuertes sanciones económicas que, según los expertos, pueden desestabilizar la economía rusa mucho antes de lo que había previsto el Kremlin.

Sobre todo si Ucrania resiste la invasión y Putin no puede cambiar el Gobierno de Kiev tan rápido como le hubiera gustado en un principio. «En nuestra opinión, la ampliación de las sanciones contra Rusia podrían generar condiciones que finalmente desestabilicen la economía y el sistema financiero de Rusia«, señalan desde la agencia S&P Global Ratings, que ya ha comenzado a rebajar las calificaciones de varios bancos rusos y ha puesto a muchos otros en vigilancia negativa.

Nota relacionada 4 claves para entender las sanciones sin precedentes impuestas por Occidente a Moscú

«Rusia empieza a sufrir una típica situación de ‘corralito, así que su Banco Central adopta medidas desesperadas que improbablemente alcanzarán sus objetivos. En la práctica, supone soportar tipos de interés incompatibles con un crecimiento económico normal, imposibilidad de deshacer las inversiones en una bolsa que se desploma y severas restricciones a la disponibilidad de divisas», explican los analistas de Bankinter.

Para S&P, las sanciones impuestas por EEUU y la UE, a las que se han sumado los países del G7 (Canadá y Japón), además de Suiza, «limitarán las perspectivas de crecimiento a largo plazo de Rusia y, potencialmente, harán que el país sea menos atractivo para los inversores a medio y largo plazo«.

Además, el cierre del espacio aéreo a las aerolíneas rusas, junto a las sanciones a los oligarcas rusos, harán que muchos ciudadanos sientan de primera mano que las sanciones ya les están afectando, pese a los intentos de Moscú por controlar la situación y transmitir una situación de fuerza.

Nota relacionada Rusia sube las tasas de interés e introduce controles de capital

«Entendemos que podrían contemplarse más sanciones, lo que podría limitar aún más el acceso de Rusia a la economía mundial y los mercados financieros y dañar su sector financiero», añaden desde S&P.

Por su parte, los expertos de Bankinter destacan que «incluso las reservas de divisas del Banco Central probablemente quedarán bloqueadas de facto, puesto que este tipo de activos se encuentran depositadas en bancos extranjeros».

En su opinión, la subida de tipos hasta el 20% se trata «en la práctica de un severo bloqueo de capitales para tratar de evitar la depreciación del rublo, pero terminará fracasando y consideramos muy elevada la probabilidad de que la economía rusa se derrumbe desde dentro«.

Nota relacionada Los rusos hacen largas colas para obtener dinero en efectivo en medio del desplome del rublo

En este sentido, anticipan una fuerte caída del PIB, hiperinflación, inexistencia de intercambios comerciales con el exterior y, en definitiva, un desastre económico que puede presionar a Putin para buscar una salida rápida al conflicto, sobre todo si, como se ha mencionado inicialmente, los ucranianos aguantan y el Gobierno de Volodimir Zelenski no es derribado por el Ejército ruso. Esa, seguramente, es la clave de este conflicto en el corto plazo.

Sin embargo, el problema, como dice Alastair George, estratega jefe de inversiones de Edison Group, «con la apuesta personal tan alta que ha realizado Putinvemos poco probable un escenario de cualquier capitulación de Rusia a corto plazo«.

En este sentido, Moscú todavía no ha jugado su baza más peligrosa, que consiste en cerrar el grifo del gas para provocar una crisis energética en la UE, sobre todo en países más dependientes como Alemania. Por tanto, la incertidumbre es máxima y cualquier cosa puede pasar en los próximos días y semanas.