Metaverso, NFT, stablecoins, shitcoins, … El mundo de los activos digitales ha creado en la última década toda una pluralidad de nuevos términos para referirse a realidades que están surgiendo al margen de la realidad palpable. Si bien quienes osaron a invertir en el origen de estos activos y supieron mantener el tiempo suficiente han acumulado interesantes rentabilidades, los datos apuntan a un enfriamiento a pesar de que estos mercados están aún en pañales.

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Las grandes firmas se agolpan para comprar terrenos en los distintos metaversos, al tiempo que lanzan NFT. Pero, al igual que el precio de estos tokens no fungibles viene cayendo en los últimos meses ante la disminución de la demanda, las criptomonedas atraviesan un periodo de retroceso general. De hecho, de las 50 mayores criptomonedas por capitalización, solo hay una – que no sea stablecoin – que se ha revalorizado en lo que va de año.

Según los datos recopilados por Coinmarketcap, uno de los portales de referencia en el sector, únicamente la moneda Unus Sed LEO cotiza en positivo a lo largo de 2022, con una revalorización cercana al 50%. Se ubica en el puesto número 23 del conjunto de criptos por capitalización, con un valor de mercado superior a los 5.000 millones de dólares. La divisa digital acumula, por tanto, una capitalización similar a Bankinter, esayJet, Fluidra o Merlin Properties.

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Su valor de mercado, sin embargo, palidece al lado de las grandes criptodivisas. Para entrar en el top 10 hace falta capitalizar en estos momentos más de 18.000 millones, y la clasificación la lidera el omnipresente bitcoin, con 724.000 millones de dólares. Cifras astronómicas que, pese a todo, siguen muy lejos de sus máximos: el bitcoin llegó a capitalizar 1,3 billones de dólares el pasado mes de noviembre.

La moneda creada por el misterioso Satoshi Nakamoto es quien acostumbra a marcar el paso al conjunto del mercado. Y, tras sus máximos de noviembre en los que rozó los 70.000 dólares por unidad, ha venido retrocediendo en los últimos meses, cotizando la mayor parte del tiempo de este 2022 entre los 35.000 y los 45.000 dólares.

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Esto se ha traducido en un retroceso global del mercado de las criptomonedas, cuyas 50 grandes – excluyendo la excepción del Unus – pierden de media un 35% en lo que va de año. La capitalización global de las criptodivisas rozó en noviembre los 3 billones de dólares, un poderío económico que la habría situado como quinto país del mundo. En la actualidad, sin embargo, se mantiene en el entorno de los 1,7 billones de dólares, por lo que se disputaría con Canadá el puesto de la décima economía del planeta. Ni siquiera la invasión de Ucrania por parte de Rusia, que algunos vieron como una oportunidad para las criptodivisas, o la adopción del bitcoin como moneda cooficial en El Salvador han logrado impulsar el mercado de forma estable.

Entre las caídas en lo que va de 2022 destacan algunas criptomonedas como Solana (-50%) y Cardano (-43%), que pese a sus fuertes retrocesos se mantienen en el top 10. Otras como Polygon (-57%), Hedera (-52%) o Decentraland (-56%) se dejan la mitad de su valor, aunque la caída más destacada de entre las 50 primeras criptos es Fantom, con casi un 72% de devaluación en lo que va de año. Y entre las 100 primeras, solo el Unus y el Kyber Network Crystal v2 evitan el rojo en el cómputo anual – al margen de las stablecoins.

De esta forma, estos activos digitales que durante algunos años lograron revalorizaciones anuales de tres dígitos se quedan ahora a la zaga de las inversiones más tradicionales a pesar del mal desempeño de los mercados. El mercado global de las criptomonedas ha perdido un 23% de su valor en lo que va de año, mientras que el más perjudicado de los grandes índices internacionales, el Nasdaq Compuesto, limita sus caídas al 21%. El S&P 500 se deja un 13,3%, el EuroStoxx 50 lo hace un 11,5%, y varias de las bolsas latinoamericanas cotizan en positivo. Y su careo con las materias primas es aún más llamativo: el oro se revaloriza un 3,5%, al tiempo que otros metales como el paladio o el zinc crecen a doble dígito y las fuentes de energía como el petróleo (+36%) o el gas natural (+95%) se disparan.