Mientras la guerra de rusa sobre Ucrania continua, el gobierno de Volodymyr Zelensky está buscando la manera de financiar a sus Fuerzas Armadas y la costosa defensa de su país.

El panorama es confuso: luego de una importante inversión y modernización del poderío militar de Rusia, los ucranianos son superados en armas y en número de soldados, sin nombrar la capacidad aérea ucraniana, que es menor a la rusa.

Asimismo, su economía está detenida por la guerra, con insuficiente capacidad de recaudación y precios disparados como el del petróleo.

En esa trama, el Ministerio de Finanzas ucraniano notificó esta semana que recurrirán a un viejo instrumento financiero para apoyar a sus tropas: el llamado «bono de guerra».

«En un momento de agresión militar de la Federación Rusa, el Ministerio de Finanzas ofrece a los ciudadanos, empresas e inversores extranjeros apoyar el presupuesto de Ucrania invirtiendo en bonos del gobierno militar», manifestó el ministerio a través de su cuenta de Twitter.

De acuerdo con lo que especificó el gobierno de Zelensky, cada bono tendrá un valor nominal de 1.000 grivnas ucranianas (US$33) y la tasa de interés «se determinará en la subasta».

«Los ingresos de los bonos se utilizarán para satisfacer las necesidades de las Fuerzas Armadas de Ucrania», añadió.

En una reunión con negociantes extranjeros, la cartera de finanzas igual dio indicaciones de tranquilidad al mercado, afirmando que no incumplirán con sus deudas existentes.

A los inversionistas les preocupa que la invasión por parte de Rusia empuje a Kiev a dejar de pagar su deuda. De hecho, en los últimos días ha habido una fuerte caída en los precios de los bonos de circulación de Ucrania.

Bajo este escenario, los «bonos de guerra» parecen ser una buena salida (o, al menos, un respiro) para financiar su defensa. La recaudación (que comenzó este martes) logró recaudar en un día aproximadamente U$270 millones.

Ahora bien, ¿qué son realmente estos bonos y cuándo se ha recurrido a ellos en la historia reciente?

¿Qué són?

Los bonos de guerra son deudas que un determinado Estado adquiere con inversionistas (particular o institucionales), la cual se compromete a devolverle en un plazo determinado con los intereses correspondientes.

El dinero se emplea específicamente para financiar las operaciones militares durante un período de conflicto bélico.

Regularmente, este adiestramiento de recaudación brinda un tipo de rendimiento por debajo de la media y con un alto porcentaje de riesgo pues, si se pierde la guerra, es viable que también el dinero invertido. De esta manera, se suele atraer a los inversionistas apelando al patriotismo y a las emociones de los ciudadanos que quieran ayudar en la defensa de un país.

Ucrania, por ejemplo, ha llamado a apoyar a su nación «en tiempos difíciles».

Los bonos de guerra además son un medio para controlar la inflación al sacar dinero de circulación de una economía estimulada en medio de los conflictos bélicos.

¿En qué otros momentos de la historia se ha recurrido a ellos?

En esta ocasión, no es la primera vez en la historia que se recurre a este instrumento financiero para apoyar a las Fuerzas Armadas de un país en momentos de guerra.

Asimismo, Estados Unidos emitió este tipo de bonos para financiar parte del gasto en su defensa durante la Primera y la Segunda Guerra Mundial.

En 1917 y 1918, el gobierno estadounidense emitió los llamados «Liberty Bonds«, creando una campaña masiva con el objetivo de popularizar los bonos mediante los llamados patrióticos. En la campaña también participaron artistas famosos, entre ellos, Charles Chaplin y la actriz Ethel Barrymore.

Hoy se cree que esta herramienta de financiamiento fue vital para la recaudación de fondos en la defensa del país.

En 1940 se repitió la historia.

Aunque se evaluó la posibilidad de cobrar impuestos para el financiamiento de las Fuerzas Armadas, posteriormente se recurrió de nuevo a los bonos (esta vez se les llamó «War Bonds» o «Victory Bonds«) tras el ataque japonés a Pearl Habour en 1941.

Reino Unido también emitió bonos de guerra en 1917.

La manera propagandística para atraer este tipo de inversión era: «Si no puede luchar, puede ayudar a su país invirtiendo todo lo que pueda en Bonos del Tesoro Público al 5%… A diferencia del soldado, el inversionista no corre ningún riesgo».

La revista política británica The Spectator, redactó: «Es el pueblo de Gran Bretaña quien debe proporcionar el efectivo para financiar la guerra».

También Canadá adoptó los bonos de guerra como una forma de inyectarle recursos a su defensa durante la Primera y la Segunda Guerra Mundial.

El país consiguió involucrar a millones de canadienses a través de agresivas campañas con voluntarios que ofrecían los llamados «bonos de la victoria» de puerta en puerta y a corporaciones privadas.

«Los bonos de la victoria ayudarán a detener esto» o «trae [al soldado] a casa con el bono de la victoria» eran algunos de los slogans para la fecha.