La guerra de Ucrania ha provocado una subida de precios que, sumada a la crisis energética global, está poniendo en jaque a todo el planeta. A finales de agosto, la inflación de la eurozona crecía dos décimas más, escalando hasta el 9,1%, su máximo histórico. Desde comienzos de este año, la inflación no ha dejado de incrementar, pasando de un 5,1% al 9,1% actual.

Por ejemplo en España, el IPC está disparado por encima del 10%. La vicepresidenta primera del Gobierno, Nadia Calviño, ha resaltado que el país mantenga un crecimiento fuerte a pesar del contexto actual de «máxima incertidumbre». Sin embargo, los comercios, locales de restauración y demás compañías se están apretando el cinturón por la galopante inflación.

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¿Qué están haciendo las grandes superficies para combatir la inflación?

Frente al temor de una fuerte crisis económica mundial según KANTAR, 4 de cada 10 hogares hoy en día busca promociones en productos de gran consumo, lo que implica la sustitución de un alimento por otro, y la predilección de las marcas blancas. 

Asimismo, el sector público y el privado se han lanzado a buscar soluciones para paliar los efectos derivados de la crisis de Ucrania.

Pese a las medidas puestas en marcha por el Gobierno (bonificación de los carburantes, mecanismo ibérico de tope al gas, reducción del IVA del gas del 21% al 5% o bonificación al transporte público), empresas de todos los sectores también han propuesto iniciativas para hacer frente a la recesión que llega.

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Carrefour ha detallado hace poco, que ofertará una cesta de 30 productos básicos a un precio de 30 euros, algo que encaja bastante con la propuesta de la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, que lanzó la idea de limitar el precio de los alimentos para conformar una cesta de la compra «más asequible».

De esta manera lo anunció en en Twitter Alexandre de Palmas, director general de Carrefour España.

Empresas europeas, en apuros

Tanto las pequeñas empresas como las grandes corporaciones están sufriendo las consecuencias de la crisis energética mundial y la inflación. Algunas de ellas, se las están viendo para salir adelante y no cesan de buscar medidas que puedan paliar los efectos de la inflación.

Cabe destacar que, el sector de los bancos europeos ya está preparando fuentes alternativas de energía y generadores de reserva que provean de energía a las compañías en caso de cortes de luz. De acuerdo con la agencia Reuters, las entidades financieras quieren encontrar soluciones para que la banca online y los cajeros automáticos puedan seguir marchando pese a que Rusia decidiera cortar el suministro de gas.

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Asimismo, están probando a disminuir la intensidad en las oficinas y reubicando al personal en un menor número de edificios, como es el caso de JP Morgan, que ya ha realizado simulaciones de cortes de energía. Euronext, que gestiona las bolsas francesas e italiana, explicó que «había reevaluado su uso de energía desde la invasión rusa de Ucrania».

En este sentido, Deutsche Bank está «cerrando el agua corriente caliente en los baños, ajustando la temperatura de los lugares de trabajo y apagando toda la iluminación interior de las sucursales», como indica la agencia de noticias.

Se avecina el cierre de negocios en España

Tomando como ejemplo el caso de España, los pequeños comercios así como algunos restaurantes, hoteles y negocios modestos, se están ahogando por la inflación, la subida del precio de la factura de la luz y elevado coste de las materias primas.

La Asociación de Hosteleros de Sevilla y vicepresidente de la Federación Andaluza de Hostelería, Antonio Luque, señaló a Europa Press que hasta 100 establecimientos «han cerrado o están en proceso de traspaso» en la provincia como consecuencia de la inflación. Frente a esta situación, ha compartido su preocupación agregando que está siendo uno de los «peores» veranos de la historia del sector.

«Aquel que no logre hacer números y no consiga hacer una buena gestión empresarial que equilibre las cuentas del negocio durante los próximos meses de otoño, se puede ver abocado al cierre«, alerta. Por su parte, la patronal pide a las administraciones rebajas fiscales que les ayuden a mantener sus negocios en pie.

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La gerente de la Asociación de Hostelería de León, Paula Álvarez, expresa la misma opinión y contra las instituciones. Lamenta que los políticos no apoyen a «uno de los principales motores económicos en la comunidad».

En Castellón, por poner otro ejemplo, hasta un 20% de los negocios podría bajar la persiana este 2022, como calcula la Confederación de Comercio de Alicante, Valencia y Castellón (Confecomer). La causa radica en la subida de los costes, que apenas deja margen a los comerciantes, quienes solicitan bonos comerciales para incentivar a los usuarios a que compren en sus establecimientos.