En los tiempos de la pandemia el galón de gasolina costaba $2.50. El tanque lleno, para una semana de trabajo, representaba $25. A lo largo del confinamiento, por la reducción de la movilidad, la demanda experimentó una caída.
Sin embargo, en la actualidad los costos casi se han duplicado. El galón de gasolina cuesta $5 y el tanque lleno para cinco días de trabajo, $45.
La subida del combustible coincide con el regreso a la normalidad. A pesar de que algunos pueden continuar trabajando de manera remota, hay millares que han regresado a sus puestos de trabajo, y todos los días se encuentran con interminables tranques y cierre de calles que aumentan el desasosiego por el ahora importante líquido: la gasolina.
La guerra
En estos momentos la gasolina es más costosa y dura menos. Los especialistas certifican que la gasolina y el diésel seguirán provocando inquietud en el bolsillo por la guerra en Ucrania y la reducción del producto.
El conflicto bélico está causando complicaciones en un complejo mercado del petróleo. Rusia, el proveedor del 40% del gas que usa Europa occidental que, además, ocupa el tercer lugar de las importaciones de crudo de Estados Unidos, enfrenta restricciones internacionales contra su industria energética.
El problema no solo afecta su economía, sino también los precios internacionales del petróleo por la ausencia de suministro ruso, explicó Wolfran González, experto en hidrocarburos.
La luz al final del túnel aún no aparece. La Agencia Internacional de Energía, que monitorea los precios del petróleo crudo, señaló que este se mantendrá por arriba de los $100 el barril hasta octubre.
“Es una locura”. Así define la situación los panameños, mientras mira en la marquesina de las gasolineras los nuevos precios. Y reconocen que cada vez le es más difícil llegar a la quincena. Quienes piensan seriamente viajar en transporte público.
Hace una semana, el precio promedio de la gasolina de 95 octanos era $1.27, un incremento de $0.36 por litro de gasolina, en los últimos cuatro meses.
El diésel, de acuerdo con José Guerrel, quien es un productor coclesano que está lidiando con los altos precios del diésel. Él compró un pickup porque históricamente el diésel era más económico para trasladarse en el campo, pero ahora es todo lo contrario.
El diésel aumentó $0.55 el litro en los últimos cuatro meses. Guerrel no recuerda la última vez que pudo llenar el tanque. Y admite que ya no puede hacerlo porque no le alcanza la plata. Él calcula que antes necesitaba $50 para hacerlo, pero ahora $80.
La misma Secretaría Nacional de Energía (SNE) predijo el aumento sostenido del precio del galón de combustible.
La comida
“Apostamos a la posibilidad de que se estabilice o se mantengan los precios, pero eso va a depender de factores exógenos”, declaró Jorge Rivera Staff, secretario nacional de Energía, en el foro económico del Consejo Nacional de la Empresa Privada (Conep).
Esta situación inquieta a muchos. Por su parte, la diputada Zulay Rodríguez impulsó un proyecto de ley para congelar los precios del combustible. Sin embargo, el Ministerio de Economía y Finanzas advirtió que la suspensión en el cobro y recaudación de los impuestos a los combustibles y derivados del petróleo representaría una pérdida aproximadamente de $15 millones mensuales, por lo que se tendría que buscar una renta sustitutiva.
La crisis no solo golpea en los precios de la gasolina. A la flauta de pan que antes costaba $1 le han subido $0.25, lamentó Rosa Elía De León, una campesina de 76 años que vive de $120 a los 60. “Así no se puede vivir”, reclamó.
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