Los expertos avisan: «No puede ser una república bananera en criptodivisas»

Portugal se ha convertido en los últimos meses en un paraíso accidental para el bitcoin y los inversores en criptomonedas por su política fiscal, ya que el gobierno de Marcelo Rebelo de Sousa ha impuesto escasas reglas a estos activos, como por ejemplo una exención de impuestos sobre las divisas criptográficas. A medida que los gobiernos encadenan poco a poco la criptoindustria con regulaciones y obligaciones, Portugal está cada vez más solo en Europa y surgen numerosas dudas sobre cuánto tiempo podrá mantener su laxitud hacia las monedas digitales.

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La postura lusa hacia el bitcoin y otros tokens se centra en que no se gravan los beneficios obtenidos como ganancia o remuneración con estos instrumentos porque no se consideran activos de inversión, sino monedas de curso legal, explica Ángel Barbero, profesor de EAE Business School. Portugal ha buscado durante mucho tiempo el dinero extranjero dando exenciones fiscales y visados especiales a los inversores extranjeros y a los llamados nómadas digitales, aquellos que trabajan en línea sin necesidad de tener un lugar de trabajo fijo y puede que la oportunidad le haya llegado con la criptoeconomía.

«Las ventajas para Portugal son infinitas», señala Barbero. «Las criptomonedas no dejan de ser la punta de un iceberg que incluye tecnología, nuevos modelos de negocio, startups…» y «hay muchos países interesados en liderar esta visión en el mundo, como por ejemplo Emiratos Árabes que está poniendo la carne en el asador en el ecosistema blockchain e inteligencia artificial». Diferenciarse ahora mismo en un mercado global para atraer inversión exige encontrar nichos y «Portugal ha dado con un filón, ya que es capaz de ejercer de polo de atracción de empresas y talento que dejan de lado otras jurisdicciones menos atractivas», enfatiza el experto.

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No obstante, la audacia del Gobierno de Rebelo de Sousa está dejando al país aislado en la Unión Europea (UE). Los gobiernos de los Veintisiete, en su amplia mayoría, han elegido ser garantistas y restrictivos «hasta el punto de que a veces parece que no entienden el criptoespacio y las implicaciones de determinadas decisiones», lamenta Barbero. Las políticas lusas van en contra de lo que se impone en la UE y que se alinea con una mayor regulación fiscal de la inversión en criptomonedas. «Está por ver si estas medidas son cortoplacistas y ya se ajustarán a futuras normas después o si están aprovechando el momento y ya llegarán tiempos peores», comenta el profesor.

El paralelismo con países como El Salvador o Argentina donde el bitcoin es moneda de curso legal es innegable ya que, salvando las distancias, la benevolencia de Portugal hacia las criptos es casi equiparable a la del país presidido por Nayib Bukele. No obstante, el experto descarta que Portugal llegue a plantearse una moneda digital complementaria dentro del ecosistema como el euro.

¿Qué pasará cuando llegue MICA?

Entre los escenarios que barajan los expertos en torno a la directiva europea de Mercados en Criptoativos (MiCA por sus siglas en inglés), Barbero cree que Portugal servirá como un ejemplo de proyecto piloto de lo que sería un estado aperturista con el bitcoin y las criptomonedas. «Tener a Portugal haciendo de conejillo de Indias puede venir bien y muchas de las cosas que se puedan ver con el ejemplo luso tiene el potencial de cambiar la futura directiva europea y hacerla más suave de cara al futuro», comenta, sin dejar de lado que las normas fiscales deberán ser claras y uniformes para toda la UE.

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Pero no todo el monte es orégano. El idilio de Portugal con el bitcoin no está exento de riesgos y el peligro más importante es que se pueda convertir en una zona donde proliferen las malas prácticas en criptomonedas como la financiación de determinados proyectos en determinados países, como es el caso de Rusia.

«Deben andar con cuidado en no convertirse en el escondite de malhechores por el hecho de ser más laxos», avisa Barbero, un extremo que «causaría el efecto contrario al que se está buscando». «No pueden ser una república bananera en criptodivisas», expresa.