La economía portuguesa creció un 6,7% en 2022, lo que supone el aumento» más elevado desde 1987″, según ha informado este martes el Instituto Nacional de Estadística (INE) luso. Además, este fuerte crecimiento ha permitido a Portugal reducir su deuda pública en 18 puntos porcentuales desde los niveles máximos alcanzados en el primer trimestre de 2021.

La entidad ha recordado que este crecimiento se produce tras la subida del 5,5% en 2021, «que siguió a la disminución histórica del 8,3% en 2020» a consecuencia de los «efectos adversos» de la pandemia en la actividad económica. La economía de Portugal ha sido elogiada por el FMI o por el banco ING, que catalogó a la economía lusa como la «campeona de Europa».

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La cifra coincide con la estimativa divulgada por el INE en enero pasado y se sitúa dos décimas por encima de las previsiones iniciales del Gobierno de António Costa. Además, la tasa de paro se mantiene en el 6,5%, lo que refleja la fortaleza del mercado laboral portugués.

La inflación dispara el PIB nominal

En términos nominales, el Producto Interior Bruto (PIB) aumentó un 11,5% en 2022 (frente al 7,1% de 2021), alcanzando los 239 millones de euros.

Este fuerte crecimiento del PIB nominal ha permitido que la deuda pública caiga con fuerza desde casi el 140% del primer trimestre de 2021 hasta el 120% del último trimestre de 2022. Para el ratio de deuda sobre PIB se utiliza la producción nominal (sin descontar el deflactor del PIB), lo que ha permitido que la economía lusa rebaje en más de 18 puntos su deuda en solo dos años.

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La demanda interna ayuda

«La demanda interna presentó una contribución positiva expresiva para la variación del PIB, aunque inferior a la observada el año anterior, verificándose una aceleración del consumo privado y una desaceleración de la inversión», según el INE.

En concreto, esta demanda cayó 1,1 puntos, hasta el 4,5%, «pasando de una contribución a la variación anual del PIB de 5,8 puntos porcentuales en 2021 a 4,7 puntos».

El consumo privado creció un 5,7% (1 punto porcentual más que en 2021) y el consumo público alcanzó el 2,4% (2,2 puntos menos que el año anterior). La inversión se quedó en el 2,7% en 2022, frente al 10,1% registrado el año anterior.

El turismo y la demanda externa

La demanda externa creció el 2,1%, con una aceleración de las exportaciones de bienes y servicios (16,7%) más intensa que las importaciones (11%). Este aumento estuvo liderado por el fuerte auge del turismo, que se contabiliza como ventas de servicios al exterior.

En el cuarto trimestre, el Producto Interior Bruto (PIB), en términos reales, registró una variación homóloga del 3,2% (1,6 puntos menos que en el trimestre anterior).

La contribución de la demanda interna a la variación homóloga del PIB se redujo en el cuarto trimestre, desde los 3,2 puntos porcentuales del tercer trimestre hasta los 1,9 puntos, «con un crecimiento menos acentuado del consumo privado y un descenso de la inversión».

«Por el séptimo trimestre consecutivo, se observó una pérdida de términos de intercambio en términos interanuales, aunque fue la menos intensa desde el segundo trimestre de 2021, como consecuencia de la mayor desaceleración del deflactor de las importaciones frente al de las exportaciones deflactor», expuso el INE.

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El empleo sigue creciendo

La entidad añadió que, en 2022, el empleo para el conjunto de las ramas de actividad (medido en número de individuos) creció un 2% frente al crecimiento del 1,9% del año anterior.

El empleo remunerado aumentó un 3,3%, 1,5 puntos porcentuales más. Considerando el empleo medido en horas trabajadas, se verificó un crecimiento del 2,9% en 2022 (3,1% en 2021)

Fuente: El Economista