De acuerdo con el informe, el estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo 2022 (SOFI, por sus siglas en inglés) de las Naciones Unidas, entre 2020 y 2021, 4 millones de personas sufrieron hambre en América Latina y el Caribe. Sin embargo, en Panamá se redujo de 7,5% a 5,8% el índice de subalimentación.

Conforme con el informe del organismo, el retroceso en la región se genera luego de un aumento ya desalentador de 9 millones de personas entre 2019 y 2020, con el número de personas desnutridas alcanzando un total de 56,5 millones en 2021, el 8,6 por ciento de la población regional.

La situación es extremadamente grave. En sólo dos años, trece millones de personas han caído en el hambre. Y cuatro de cada diez personas viven con inseguridad alimentaria, mientras que todavía tenemos que prepararnos para los impactos de la crisis alimentaria actual, incluida la guerra en Ucrania”, afirmó el representante Regional de la FAO, Julio Berdegué, en un comunicado divulgado en el marco de la presentación del SOFI.

El nuevo informe de la ONU indica que, del total de personas con hambre en 2021 (823 millones), más de la mitad vive en Asia, más de un tercio en África, mientras que América Latina y el Caribe concentra el 7,4 % de quienes sufren hambre a nivel mundial.

El SOFI es una publicación conjunta de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Situación en Panamá

El estudio resalta que en contraste con las cifras mundiales y regionales, Panamá presentó una importante disminución en los niveles de subalimentación en el último año. 

Debido a la pandemia, el país reporta una prevalencia en subalimentación de 5,8% para el 2021, es decir, 0,2 millones de personas; mientras que en el periodo anterior (2018-2020) esa cifra era de 7,5%, es decir, 0,3 millones de personas. Lo que significó una reducción de 1,7 puntos porcentuales de prevalencia en la subalimentación.

El Coordinador subregional de la FAO en Mesoamérica, Adoniram Sanches, dijo que el importante avance que ha tenido Panamá en materia de alimentación puede atribuirse a dos campos de acción: el aumento en la disponibilidad de alimentos y la creación e implementación de un marco normativo que vela por garantizar alimentos a la población.

“Estrategias como el Plan Colmena, la reciente Ley de Agricultura Familiar, el Plan Panamá Agro Solidario y el Programa Estudiar sin Hambre, contribuyeron significativamente para avanzar hacia el mejoramiento de la calidad de vida de los agricultores en las áreas rurales y urbanas de una manera sostenible. Pero, además, el incremento de la producción de alimentos como el arroz y el maíz, en 11% y 7% respectivamente; así como la reducción de la importación de arroz en un 108% para el año 2020, fue clave para alcanzar estos resultados”, asegura el funcionario, que también es Representante de FAO en Panamá.

El hambre casi se ha duplicado en América del Sur desde 2015

Tal como lo señala el SOFI, el Caribe presenta la mayor proporción de población afectada por el hambre en la región (algo más del 16 por ciento), en relación con alrededor del 8% en América Central y América del Sur.

No obstante, luego de una tendencia general al alza del hambre en el Caribe desde 2015, y un incremento inquietante de 2019 a 2020, el hambre se mantuvo sin cambios de 2020 a 2021, aunque por encima de los niveles previos a la pandemia.

El hambre casi se ha duplicado en América del Sur desde 2015, mientras que en el Caribe ha subido 2,2 puntos porcentuales y en América Central 0,9 puntos porcentuales desde ese mismo año en adelante

Estamos frente a una crisis compleja y de proporciones, que requiere acciones sin precedentes, no solo de los gobiernos sino de todos los actores del sistema agroalimentario regional”, declaró Berdegué.

Inseguridad alimentaria 

Asimismo, resalta que la inseguridad alimentaria ha continuado empeorando en América Latina y el Caribe, impulsada en gran parte por América del Sur, aunque el deterioro se ha ralentizado tras un aumento relativamente pronunciado de la inseguridad alimentaria en 2020.

El año pasado, el 40,6 % de la población (268 millones de personas) enfrentaron inseguridad alimentaria moderada o grave, un aumento de 1,1 puntos porcentuales desde 2020.

La inseguridad alimentaria grave afectó a 93,5 millones de personas en 2021, luego de aumentar 1,4 puntos porcentuales, a 14,2 por ciento, un incremento de casi 10 millones de personas más en un año, y casi 30 millones más en comparación con 2019.

La cantidad de personas en situación de inseguridad alimentaria en la región sugiere que el problema ya no se limita a grupos sociales que han vivido en la pobreza durante mucho tiempo; la inseguridad alimentaria ha llegado a las ciudades, y a decenas de miles de hogares que antes no la habían vivido”, agregó Berdegué.

Brecha de género en la seguridad alimentaria

La brecha mundial de género en la inseguridad alimentaria, que había crecido en 2020 bajo la sombra de la pandemia de COVID-19, se amplió aún más de 2020 a 2021, impulsada en gran medida por las crecientes diferencias en América Latina y el Caribe, así como en Asia.

En 2021, el 31,9 % de las mujeres en el mundo padecía inseguridad alimentaria moderada o grave en comparación con el 27,6 % de los hombres. La creciente brecha es más evidente en América Latina y el Caribe, donde la diferencia entre hombres y mujeres fue de 11,3 puntos porcentuales en 2021, en comparación con 9,4 puntos porcentuales en 2020.

Impacto de la guerra en Ucrania

En cuanto a los impactos de la guerra en Ucrania, las simulaciones contenidas en el SOFI sugieren que, bajo el escenario de choque moderado, el número global de personas desnutridas en 2022 aumentaría en 7,6 millones de personas, mientras que este aumento ascendería a 13,1 millones de personas por encima de las estimaciones de referencia, bajo un escenario de choque más severo.

Para América Latina y el Caribe, al 2022, esto significaría un aumento de 0,62 por ciento en el número de personas desnutridas en la región – 350 mil personas – bajo el escenario de choque moderado, y de 1,13 por ciento – 640 mil personas – bajo el escenario de choque más severo.