Diferentes fuerzas están buscando un cambio en el modelo energético del mundo, son muchos los intereses que se mueven en torno a este patrón de conducta ambiental, el cual es liderado por la Unión Europea y con un fuerte respaldo de la Estados Unidos de América; siendo esta una ruta con metas y fechas definidas con la intención de bajarle la temperatura al globo terráqueo.
Visto como lo presentan quienes respaldan este movimiento, “pareciera” que es un objetivo que va en la dirección acertada por el bien de la Humanidad y la supervivencia de la especie humana.
Pero como dice el periodista Pier Giorgio Sandri, en torno a esta declaración, hay una broma cínica que corre en los ambientes de las empresas energéticas. “Nadie discute que tengamos que descarbonizar la economía… pero en las actuales condiciones no sé si quedará mucha economía que descarbonizar”.
Estudios económicos cuantifican en 130 billones de euros en los próximos 30 años, el dinero que se necesitará para cambiar el modelo solamente en Europa y aunque seguro estamos que esa cantidad existe para ese fin determinado, pareciera cuesta arriba ver la implementación de las medidas desde el punto de vista ambiental, las cuales son difícil de alcanzar sin dejar de afectar la economía de cualquier país.
Entre tanto y tal como lo vemos en la gráfica siguiente, el mundo económico, después de haber vivido momentos críticos por la pandemia del Virus COVID 19, nuevamente empieza a andar a la caza para saciar su sed energética; buscando con ansiedad, un suministro confiable de crudo y sus derivados, el cual le permita retomar al modelo de consumo energético, que es el único que conoce y así “estabilizar” las economías de los principales países desarrollados y de las economías emergentes.
Sin duda que las economías del Mundo se empezaron a activar y la recuperación del precio del crudo, el cual es un indicador clave, para conocer a detalle cómo se está moviendo la actual economía; ya observamos precios por encima de los 80$ en los dos principales crudos marcadores que se cotizan en las bolsas a nivel mundial, como lo son el Brent y West Texas Intermediate (WTI).
A pesar que es por todos conocido que la Pandemia no se ha ido, ni se ha erradicado por completo, como bien dijo el Director General Tedros Ghebreyesus de la Organización Mundial de la Salud, en la ceremonia inaugural de la Cumbre Mundial de la Salud en Berlín, en octubre de 2021, “La Pandemia acabará cuando el mundo decida acabarla”.
Ahora bien, la pregunta es, ¿quién es el mundo?, y todos sabemos a quién se refiere el Dr. Ghebreyesus y no es precisamente al ciudadano de a pie, porque si alguien desea que esta difícil situación sea de una vez por todas controlada, es el ciudadano común.
Todos sabemos que esa frase va dirigida a unos Líderes que deciden y quienes en su mayoría ha optado por apoyar la transición energética, vista como energía con cero emisiones y la cual no provenga de combustibles fósiles.
Ahora bien, como se puede ver en la gráfica anexa, ya a la Agencia Internacional de la Energía (IEA por sus siglas en inglés y la cual fue creada en 1974, como contraparte de la OPEP), ha mostrado en su panorama energético mundial para 2021, los posibles escenarios y como se van a desarrollar hasta el 2050.
Para ello, parten de los acuerdos de 2016 en la Cumbre de París, como línea base, es importante destacar que este Acuerdo fue retomado por el actual presidente norteamericano, Joe Biden, quien está recogiendo con esta acción, los vidrios rotos de la patada a la mesa, que su antecesor Donald Trump, le dio a este Acuerdo.
La intención de esta transición energética es retomar el Acuerdo de Paris, tomando como políticas a ser declaradas los compromisos que se van a alcanzar en la reunión de Glasgow entre los meses de octubre y noviembre de 2021, con la intención de reducir esa brecha al máximo y lograr para en el año 2050, el objetivo de un mundo con Cero Emisiones de combustibles fósiles.
Ahora bien, el otro lado de la moneda, está liderado por los productores de Petróleo, quienes, por intermedio del crudo y sus derivados, han sido quizás el renglón económico más fuertemente golpeado por la pandemia, llegando a alcanzar precios en negativo por primera vez en su historia. (ver lámina anexa)
Pero también debemos reconocer que, a través de una política de precios muy bien estructurada y manejada, por el grupo de países que conforman la “nueva” organización denominada OPEP +, han dado los pasos correctos para recuperar el precio del petróleo y sus derivados.
Basado en esto, los expertos visualizan “Un ciclo estructuralmente fuerte”, en el cual los precios del petróleo se mantendrán altos durante los próximos años. Esta tendencia se debe en parte, a la poca inversión y la presión sobre las grandes petroleras para realizar un cambio gradual hacia las energías renovables, con la intención de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
La multinacional financiera Morgan Stanley elevó su perspectiva del precio del crudo a largo plazo hasta los 70 dólares por barril, mientras que BNP Paribas (el banco más grande de Europa) espera que los precios del hidrocarburo se sitúen cerca de los 80 dólares por barril en 2023, reporta Bloomberg.
Además, de acuerdo con la sociedad suiza de servicios financieros UBS, los precios se mantendrán «bien respaldados durante el próximo año», si bien se espera que la demanda también aumente durante ese período, ya que «la producción adicional de la OPEP + y de EE.UU. debería dar como resultado un mercado petrolero equilibrado».
Según los expertos, es probable que los precios se mantengan estructuralmente más altos luego del 2022, pues la demanda de crudo seguirá aumentando y la nueva oferta seguiría teniendo dificultades para satisfacerla. Con estas proyecciones en el horizonte, nos damos cuenta que el mundo se mueve en base al crudo, siendo esta la matriz energética sobre la cual la humanidad ha pivotado su desarrollo social, económico, científico y tecnológico en los últimos cien años.
Al ver la lámina anexa, observamos que existen todavía muchos centros de producción de petróleo, la gran mayoría de ellos ya en explotación y otros a quienes se le están haciendo ingentes inversiones.
Esto nos lleva a reflexionar, sobre si verdaderamente hay la intención de cambiar la matriz energética, esa todavía “manejable” economía que se sustenta en la Industria Petrolera, por intermedio del crudo y sus derivados, con procesos demostrados a lo largo de más de cien años de actividad continua.
A diferencia de una todavía no comprobada a gran escala, la “nueva economía”, sustentada en las energías renovables y la cual tiene por intención de hacer del mundo un lugar amigable en el cual puedan vivir, las generaciones futuras.
La situación se presenta un poco cuesta arriba, si partimos que las economías renovables necesitan de una muy gruesa cantidad de inversiones, las cuales en este momento presentan un período de retorno de la inversión, lejana en el tiempo, de igual manera no se visualizan los réditos de manera inmediata, como lo exige el modelo económico vigente a nivel mundial.
Con el cambio climático dominando la agenda de noticias, hoy en día escuchamos muy poco sobre temas como el agujero en la capa de ozono, la lluvia ácida y la gasolina con plomo, los cuales han sido mitigados por la acción conjunta entre la industria y los gobiernos.
La pregunta de la inversión en materia de energía renovables, pareciera tener respuesta positiva, y el Grupo de los 20, el cual aglutina a los países con las economías más fuertes y estables del mundo, tomaron la decisión en la reunión que tuvo por sede la ciudad de Roma, en este final de octubre de hacer las inversiones necesarias, con la intención de hacer los cambios en la matriz energética actual.
Pero estas “intenciones”, hay que verla desde diferentes ángulos, su tarea número uno es poner al mundo en la senda de unas emisiones de gases de efecto invernadero mucho más bajas. Hasta ahora, sus compromisos no se acercan a los objetivos del acuerdo climático de París de 2015.
El planeta ya está 1,2 grados centígrados más caliente que antes del inicio de la era industrial, e incluso con las últimas promesas, la ONU estima que el mundo está en camino de calentarse unos 2,7 grados centígrados este siglo, casi 5 grados Fahrenheit, con consecuencias peligrosas. Tal como lo advirtió la jefa de la Oficina del Clima de la ONU, Patricia Espinosa. «Es evidente que nos encontramos en una emergencia climática».
Quizás motivado a este incumplimiento, es la razón por la cual el Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, declara una vez finalizada la Cumbre: “Aunque acojo con satisfacción el nuevo compromiso del #G20 con las soluciones globales, me voy de Roma con mis esperanzas insatisfechas, pero al menos no están enterradas.”
Pareciera dar a entender que el cambio climático, es una de las prioridades de los países los cuales dominan la economía mundial, pero no la única, convirtiéndose en una situación compleja, que nos va a afectar a todos.
Mientras tanto el mundo seguirá su curso y los combustibles fósiles marcando la ruta en la economía mundial.
Fuentes: El Mundo: Economía y Negocio, TheEconomist.com, BBC Mundo.com, Sputnik news.com, infobae.com, eluniversal.com.ve, oilprice.com, worldenergytrade.com, OPEP.com, AIE.com, Instituto Frances del Petróleo. ONU.com. Thefinancialtimes.com, Elordenmundial.com, Agencia Internacional de Energía (www.IEA.org).bloomberg.com
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