La moneda europea ha tocado su peor cambio desde diciembre de 2002 en 1,00018 dólares

El mercado se prepara este martes, 12 de julio, para el momento histórico de que sea el día que el euro llegue a la paridad con el dólar. La moneda europea ha continuado con su lenta agonía en tipos de cambio no vistos desde hace dos décadas y se ha deslizado hasta un mínimo de 1,00018 dólares, lo que coloca a la divisa comunitaria virtualmente en el cambio 1:1 con el dólar. De hecho, en el mercado minorista el billete verde ya se paga más caro, en 1,03 euros, concretamente, según fuentes consultadas.

20 años atrás las «circunstancias eran distintas, y podríamos decir que el mundo era otro», comenta Adrián Aquaro, fundador de Trader College. El Banco Central Europeo (BCE) mantenía una tasa de interés en el 3,25%, muy por encima de la de la Reserva Federal (Fed), que estaba como ahora: 1,75%. El euro había tocado 1 a 1 en forma transitoria en julio de 2002, para caer a la zona de 0,9600 dólares, y retomar su camino a la paridad, la cual superó sin dificultades, en diciembre.

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Son varias las condiciones que presionan la moneda única. La preocupación de que una crisis energética lleve a la región a una recesión es ahora la principal causa de esta debilidad, unida a la acción del BCE, cuya divergencia con la Fed a la hora de normalizar la política monetaria para combatir la inflación es de sobras manifiesta. Sin embargo, «un euro/dólar por debajo de la par podría obligar al BCE a subir 50 puntos básicos la semana que viene (29 puntos básicos previstos), pero cualquier rebote de la divisa a raíz de ello podría ser visto por los operadores como una oportunidad de venta», comenta Stephen Innes, analista de SPI ASSET MANAGEMENT.

«Con riesgos de fragmentación o sin ellos, el BCE está jugueteando mientras la moneda arde, causando una inflación peor y más miseria para la población», lamenta Neil Wilson, analista de Markets.com. «Es hora de una subida de emergencia entre reuniones para demostrar que van en serio: el mercado ya no cree en el BCE», sentencia.

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Las próximas semanas podrían ser difíciles para Europa, con una incertidumbre posiblemente máxima que se prolongará hasta agosto. Los inversores creen cada vez más que es posible que el gas no vuelva a fluir a través del Nord Stream 1 tras el mantenimiento programado del 11 al 21 de julio, y se consideran probables nuevas interrupciones «temporales».

De ser así, es probable que Alemania se vea obligada a pasar a la fase 3 del plan de emergencia del gas en algún momento de agosto, lo que implica el racionamiento y el cierre forzoso de la industria química y otras partes de la producción, lo que podría restar algunos puntos porcentuales al PIB alemán.

«Cuando la estanflación sigue siendo el mejor escenario para Europa, hacer girar las ruedas de la reversión es difícil. Por ello, creo que las únicas ofertas en el mercado en este momento son de recogida de beneficios», afirma el gestor.

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En este contexto, los volúmenes de operación en los mercados de divisas son elevados, comenta Innes, con una participación equilibrada entre los tipos de clientes: macro, gestores de activos, bancos y minoristas. «Los rebotes han sido muy poco profundos, lo que indica poco interés en desvanecer la debilidad«. «El análisis de la zona horaria muestra que la mayor parte de las ventas de euros de la semana pasada tuvieron lugar casi por completo durante la sesión europea, probablemente por la capitulación de los inversores de dinero real», prosigue el experto.

La sensación entre los operadores de divisas es que es difícil ver un desencadenante de un giro de la moneda comunitaria «a corto plazo, aunque se espera una toma de beneficios a medida que el par se acerque o esté por debajo de la paridad», avisa Innes. Sin embargo, «el posicionamiento en corto no parece extremo todavía, y el sentimiento es tal que la gente está buscando oportunidades de venta en lugar de creer en un rebote sostenido».