La inflación de la zona euro subió un 3% en agosto, tras aumentar un 2,2% en julio, alcanzando su nivel más alto en 10 años, y poniendo en entredicho la visión favorable del Banco Central Europeo sobre el crecimiento de los precios y su compromiso de no mirar más allá de lo que considera un incremento pasajero.

Los datos publicados este martes por la Oficina Europea de Estadística (Eurostat), se ubican muy por encima de las expectativas del 2,7% y se alejan del objetivo del 2% del BCE.

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Este incremento se atribuye a los altos costes de la energía, aunque los precios de los alimentos también se dispararon, mientras que los precios de los bienes industriales experimentaron un aumento excepcionalmente elevado.

Además, las cifras nublan las previsiones de inflación del BCE, ya que pese a las repetidas revisiones al alza, los datos reales superan sus pronósticos, pero el crecimiento de los precios no alcance su punto máximo hasta noviembre.

En tanto, se prevé que la inflación en Alemania, la mayor economía de la zona del euro, se acerque al 5% en los próximos meses, por lo que es probable que el banco se vea sometido a una presión pública cada vez mayor para hacer frente a una inflación que está reavivando el recuerdo de los precios descontrolados de hace tiempo.

La entidad sostiene que una serie de factores puntuales relacionados con la reapertura de la economía tras la pandemia del coronavirus explican el aumento de la inflación en gran parte, y que el crecimiento de los precios se moderará rápidamente a principios del próximo año.

Los responsables de la política monetaria sostienen que la inflación se estancará muy por debajo del objetivo del banco durante los próximos años, por lo que incluso reforzaron el mes pasado su compromiso de mantener una política monetaria excepcionalmente flexible para generar presiones sobre los precios.

E cuanto a la inflación subyacente, también se disparó en agosto, ya que la inflación que excluye los precios volátiles de los alimentos y los carburantes se aceleró hasta el 1,6% desde el 0,9%, mientras que un indicador aún más limitado, que también excluye el alcohol y el tabaco, aumentó desde el 0,7% hasta el 1,6%.

El BCE se reunirá de nuevo el 9 de septiembre y deberá decidir el ritmo de sus compras de bonos durante el próximo trimestre. Aunque es posible que se produzca algún ajuste, Lane afirmó que sería en los márgenes, ya que el BCE se ha comprometido a mantener «unas condiciones de financiación favorables».

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Con información de Efe

 

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