La economía creativa parecía estas a salva cada vez más pujante (y omnipresente) inteligencia artificial. Sin embargo, la entrada en escena (absolutamente sísmica) de programas de inteligencia artificial para la generación de imágenes podría dar la vuelta como un calcetín a la economía creativa (condenándola quizás de manera impepinable a la temida «uberización»).

En el mes de junio la revista Cosmopolitan alumbraba, sin ir más lejos, la primera portada desarrollada con la ayuda de la inteligencia artificial. La cubierta de marras fue obra de DALL-E 2, un programa de inteligencia artificial cuya denominación es una amalgama de los nombres del robot de la película de Pixar WALL-E y del pintor Salvador Dalí. En su última versión este software es capaz de traducir palabras en imágenes y se precia de alumbrar obras de arte (a menudo extraordinariamente complejas) en cuestión de segundos.

Nota relacionada LaMDA, la primera inteligencia artificial en manifestar sus emociones

Asimismo, la creciente popularidad de programas como DALL-E 2 implica cambios de primerísimo orden en la economía creativa, unos cambios que ya vivieron en primera persona hace unos años otras industrias con la irrupción de Airbnb en el ramo turístico o de Uber en el sector del transporte, explica Markus Neckar en un artículo para Horizont.

Ahora bien, ¿estamos entonces a las puertas de una eventual «uberización» de la industria creativa? ¿Caminará la creatividad más pronto que tarde por la senda de la economía de plataformas? Estando como estamos en un mundo donde la gente tiene acceso a productos y servicios en tan solo unos pocos clics y donde la tecnología asume tareas y toma decisiones otrora reservadas a los expertos, ¿correrá la creatividad la misma (y fatídica) suerte que la industria del taxi? ¿Reemplazarán quizás la digitalización y la automatización la creatividad emanada de los seres humanos?

La IA expande los horizontes de la creatividad humana

Algunas plataformas de inteligencia artificial como DALL-E 2, desarrollada por OpenAI, y también Midjourney, generan como churros imágenes (tan vistosas como «resultonas») apoyándose en «keywords» específicas. No obstante, ¿hasta qué punto son arte tales imágenes? El desarrollador de videojuegos Jason Allen quiso hace poco responder a esta pregunta e inscribió en un certamen artístico en Colorado (Estados Unidos) una obra generada con la inestimable ayuda de Midjourney que logró alzarse con la victoria en el concurso, para disgusto de los medios y de Twitter, que llegaron a proclamar incluso la «muerte» del arte por culpa de tan inusitado triunfo.

Por su parte, Allen afirmó en todo caso que invirtió más de 80 horas en su obra «Théâtre D’opéra Spatial» y que se apoyó en más de 900 iteracciones para dar con la versión final de su pieza artística, cuyo «look» es desde luego absolutamente deslumbrante.

¿Será posible que muera entonces el arte y la creatividad con la ruidosa entrada en escena de la inteligencia artificial? Lo verdad es que no. El uso de herramientas de inteligencia artificial levanta el telón de toda una miríada de oportunidades en la escena creativa. Empleadas de manera adecuada, DALL-E 2 y compañía pueden, he hecho, erigirse en herramientas poderosísimas para desarrollar ideas de productos, diseñar prototipos de campañas y buscar gráficos adecuados en cuestión de segundos.

Los programas de inteligencia artificial pueden acelerar notablemente los procesos creativos y ahorrar valioso tiempo a quienes se desenvuelven profesionalmente en la arena de la creatividad (que pueden así volcarse en otros proyectos).

La inteligencia artificial no pega ni mucho menos un tiro en la nuca a la creatividad humana sino que la expande y la abre a horizontes jamás explorados con anterioridad, subraya Neckar.

Nota relacionada Meta dice que su nuevo supercomputador de inteligencia artificial será el más rápido del mundo

Pese que muchos viven con el temor ante la posibilidad de ser superados en el plano creativo por la inteligencia artificial, lo cierto es que las máquinas no estarán nunca en posición de solventar problemas creativos de manera tan original y genuina como los humanos, que siempre serán inmensamente superiores en este ámbito.

En contexto, los creativos deben aprovechar tales oportunidades para redescubrir una y otra vez su propia creatividad, que se regenera, al fin y al cabo, de manera constante en una suerte de círculo virtuoso.