Los precios al consumidor de Brasil aumentaron más de lo proyectado en octubre, terminando con una racha de deflación de tres meses, al tiempo que el presidente electo, Luiz Inácio Lula da Silva, impulsa planes para incrementar el gasto público.

Los datos oficiales publicados el jueves revelaron que los precios al consumidor subieron un 0,59% desde septiembre, por encima de la estimación mediana de un 0,49% de una encuesta de Bloomberg. La inflación anual bajó al 6,47%.

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Asimismo, la inflación en la economía más grande de América Latina se está relentizando poco a poco luego de que el banco central subió las tasas en 11,75 puntos porcentuales durante un año y medio, mientras el presidente Jair Bolsonaro bajó los impuestos sobre los combustibles y los servicios públicos. En el futuro, su sucesor quiere que gran parte de la ayuda social ampliada del Gobierno actual sea permanente, lo que podría poner en riesgo más presiones sobre los precios.

Con el fin de cumplir esas promesas, Lula necesitará la aprobación del Congreso de entre 160.000 millones de reales (US$31.000 millones) y 200.000 millones de reales en fondos adicionales. El aumento del gasto y la falta de detalle en los planes económicos del líder izquierdista han acentuado las preocupaciones de los inversionistas sobre las perspectivas fiscales a largo plazo de Brasil.

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Por lo tanto, los consumidores se ven atrapados entre una inflación superior a la meta y altos costos de endeudamiento. En septiembre, el banco central detuvo su ciclo de ajuste monetario que elevó la tasa de referencia Selic al 13,75%, desde un mínimo histórico del 2%.

El banco apunta a una inflación del 3,5% para este año y del 3,25% para 2023.