La gobernadora del estado de Nueva York, Kathy Hochul, ordenó este martes desbloquear mil millones de dólares para ayudar a la ciudad en la que se prevé una nueva llegada masiva de migrantes desde la frontera sur del país al expirar el Título 42.

Además, ordenó movilizar a 500 agentes suplementarios de la Guardia Nacional para que se sumen a los 1.000 ya desplegados en tareas de asistencia logística a los migrantes. Tanto en la principal estación de llegada (Port Authority Terminal) y los albergues donde se alojan.

Los 1.000 millones que Hochul entregará a la ciudad irán destinados principalmente a costos de alojamiento (741 millones), el despliegue de los agentes (162 millones), cuidados de salud (137 millones) y otros conceptos como asistencia a discapacitados, asesoría legal, transporte o reubicación voluntaria de familias.

Nota relacionada: Nueva York ofrecerá 21.500 dólares a manifestantes acorralados por la policia

Nueva York busca una forma ágil de distribuir recursos

La orden ejecutiva busca distribuir de forma más ágil «los recursos necesarios a los municipios que asuman a los solicitantes de asilo». Una respuesta indirecta a los condados del norte del estado -principalmente dirigidos por republicanos- que ya se han mostrado contrarios a acoger a una parte de los migrantes, como se lo solicitó el alcalde de Nueva York, el demócrata Eric Adams.

Nota relacionada: Un aumento de migrantes en EEUU podría frenar la inflación, según informe

El alcalde de Nueva York anunció el viernes que la ciudad ha recibido desde el pasado agosto a más de 60.000 migrantes y, ante la situación de saturación -ocupan 120 hoteles y varios grandes albergues- ha comenzado a enviar migrantes a hoteles de los condados de Rockland y Orange, -los primeros a las afueras de la ciudad- donde estarán por cuatro meses.

Hochul recordó que ya ha pedido al presidente Joe Biden ayuda federal, tanto financiera como legal. Y específicamente «acortar los periodos hasta que los que los solicitantes de asilo puedan trabajar en la legalidad», en alusión a las dificultades burocráticas que les impiden conseguir un permiso de trabajo (entre uno y dos años) y les obligan con frecuencia a trabajar en negro.

Fuente de: El Nacional