Panamá confrontará, a corto y largo plazo, cinco principales riesgos, Según anunció recientemente el Foro Económico Mundial (WEF, en inglés) después de encuestar a un total de 12 mil líderes de 124 economías.

La Encuesta realizada por Opinión Ejecutiva (EOS) del Foro se efectuó entre mayo y septiembre de 2021, cuando pidieron a los encuestados seleccionar de una lista de 35 riesgos los cinco que representarían un problema crítico y amenaza para su país en los próximos dos años. Los encuestados podían seleccionar varios sin ningún orden en específico.

Mediante el «Informe de Riesgos Globales 2022», la institución referente del foro de Davos desde 1971 identificó cinco riesgos para Panamá, los cuales son los siguientes:

  1. Colapso o ausencia de sistemas de seguridad social: inexistencia o quiebra generalizada de sistemas de seguridad social y/o erosión de las prestaciones de la seguridad social: invalidez, vejez, familia, lesiones, maternidad, atención médica, enfermedad, supervivencia, desempleo, etc.
  2. Estancamiento económico prolongado: crecimiento global lento o cercano a cero que dura muchos años.
  3. Crisis de empleo y medios de vida: deterioro estructural de las perspectivas y/o estándares laborales de la población en edad de trabajar: desempleo, subempleo, salarios más bajos, contratos frágiles, erosión de los derechos de los trabajadores, etc.
  4. Desigualdad digital: acceso fracturado y/o desigual a redes y tecnologías digitales críticas, entre y dentro de los países, como resultado de capacidades de inversión desiguales, falta de habilidades necesarias en la fuerza laboral, poder adquisitivo insuficiente, restricciones gubernamentales y/o diferencias culturales.
  5. Daños ambientales provocados por el hombre: pérdida de vidas humanas, pérdidas financieras y/o daños a los ecosistemas como resultado de la actividad humana y/o la imposibilidad de coexistir con ecosistemas animales: desregulación de áreas protegidas, accidentes industriales, derrames de petróleo, contaminación radiactiva, comercio de vida silvestre, etc.

A groso modo, entre los principales riesgos de las 124 economías se hallan los fenómenos meteorológicos extremos, la crisis de empleo y la desigualdad social, además las enfermedades infecciosas, el deterioro de la salud mental, los ataques cibernéticos y el endeudamiento de las naciones.

En el artículo publicado el pasado 11 de enero, Saadia Zahidi, directora general del WEF, aclaró que el resultado de la encuesta acata a una recuperación económica divergente de la crisis creada por la pandemia de SARS-CoV-2, que corre el riesgo de profundizar las divisiones globales en un momento en que las sociedades y a la comunidad internacional le urge colaborar para combatir la pandemia, sanar sus cicatrices y abordar los riesgos globales que empeoran con el tiempo.

«En algunas sociedades, el rápido progreso en vacunación, saltos adelante en la digitalización y el regreso a la pre-pandemia, las tasas de crecimiento anuncian mejores perspectivas para 2022. Otros podrían verse agobiados durante años en la lucha por aplicar incluso las dosis iniciales de vacuna, combatir las brechas digitales y encontrar nuevas fuentes de economía crecimiento», agregó la representante del WEF.

Además, sostuvo: «Las disparidades crecientes dentro y entre países no sólo hará más difícil el control de la covid-19 y sus variantes, sino que también correrán el riesgo de estancarse». Este escenario, a su juicio, pretende una acción conjunta donde el mundo no puede darse el lujo de pasar por alto.

Zahidi aseguró que la edición del 2021 referente al informe, advirtió posibles riesgos económicos colaterales que actualmente «son peligros claros y presentes», como la «interrupción de la cadena de suministro, inflación, deuda, brechas en el mercado laboral, proteccionismo y las disparidades educativas», que sacuden la economía mundial.

De igual forma, mantuvo la representante del WEF, los países en recuperación por igual tendrán que navegar hacia el restablecimiento de la cohesión social, impulsar el empleo y prosperar.

La economista especificó que las dificultades antes señaladas imposibilitan la visibilidad de los desafíos emergentes, que encierran el trastorno de la transición climática, mayores vulnerabilidades cibernéticas, mayores barreras para la movilidad internacional y el hacinamiento, así como la competencia en el espacio.