Aproximadamente de 2.000 a 5.000 dólares cobran actualmente los “coyotes” que “ayudan” a cruzar de forma ilegal la frontera entre México y Estados Unidos, sin que los migrantes tengan alguna garantía de que no serán deportados tras lograr cruzar el río Bravo. El monto depende de la ruta, la distancia recorrida y la demanda, como cualquier producto que se venda en el mercado.

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Dichos “montos” los confirma al portal Yahoo Finanzas, Javier Martínez, asesor jurídico de la ONG Casa del Migrante de la ciudad de Saltillo, al norte de México. “El contrato normalmente viene dado desde EEUU, acordado por algún familiar. Económicamente es más viable que sea así, porque quien llega a la frontera no suele tener recursos para pagar eso”, explica.

Casi todos los migrantes que llegan hoy a la frontera provienen de Venezuela, Haití y Centroamérica, sin embargo, el flujo de quienes quieren cruzar –dice Martínez– no cesa ni siquiera en Navidad. El negocio es tan lucrativo para las mafias organizadas que la cifra por el “traslado” ha ido subiendo sostenidamente en las últimas tres décadas: en 1993 cobraban alrededor de $600, mientras en 2007 ya iban por $1.500, según cifras de una investigación que cita Univisión.

En este sentido, lo que ha cambiado es el perfil de quien se arriesga a esta “inversión”. “Antes viajaba el hombre adulto solo, para cruzar la frontera y enviar dinero a casa. Desde hace tres años ha cambiado esa dinámica. Ahora viaja la familia completa”, afirma Martínez.

¿Quién está detrás de esto?

Los gupos de crímenes organizados –los mismos que trabajan con droga, extorsión y secuestro– son los que dirigen estos traslados, confirma el vocero de Casa Migrante: “ellos no permiten que otros lo hagan, monopolizan esta área”.

En el gobierno del presidente mexicano Felipe Calderón (2006-2012) eran habituales, de hecho, los secuestros de migrantes. “El mismo crimen organizado se aprovechaban que llegaban vulnerables. Los correteaban, los capturaban y los llevaban a casas de seguridad. Allí comenzaban a hablarles a los familiares, les pedían dinero para dejarlos vivos”, recuerda Martínez.

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No obstante, todavía hay episodios como estos en la zona, reconoce que actualmente han disminuido. “Sacaban demasiado dinero, era como ir de cacería”, cuenta. Hay quienes, además, son víctimas de los carteles al no tener dinero con qué costear los traslados: se convierten en mulas, a quienes les facilitan cruzar con tal de que pasen droga con ellos y la entreguen al otro lado de la frontera.

Grupos de crimen organizado, traficantes de droga y delincuentes, están detrás de los
Grupos de crimen organizado, traficantes de droga y delincuentes, están detrás de los «coyotes» que ayudan a cruzar la frontera (Foto: Damian Sánchez/AFP)

Sin garantías de éxito

La realidad es que el pagar no es garantía de poder cruzar. Martínez recuerda el caso reciente de una mujer hondureña que “contrató los servicios” de un “coyote” para lograr ingresar a EEUU con sus dos hijas, pero fue capturada y deportada a México. “El caso fue dramático porque, al recibirlo las autoridades mexicanas, decidieron quitarle a las niñas acusando a la madre de haberlas puesto en riesgo”.

En cuanto a los testimonios que ha recogido Martínez deduce que el cruzar es relativamente rápido, la espera del momento “perfecto” puede ser lo que alargue el proceso. Desde la afluencia que tenga el río Bravo, hasta los patrullajes que hagan las autoridades. “Por más que quieren poner medidas, el negocio de los traficantes no para”.

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La ONG Casa Migrante brinda atención humanitaria a las comunidades que llegan a la zona, así como asesoría en temas vinculados a Derechos Humanos. Martínez dice que el reto de estas comunidades desesperadas por ingresas a EEUU va más allá de pasar la frontera: “Hay gente que logra pasar y, luego de un año nos lo volvemos a encontrar aquí. Migración los consiguió y vuelven a este punto nuevamente”.