Los expertos anticipan un gran daño económico por las tensiones en el suministro

Paladio, aluminio, titanio cobre… Europa tiembla por su dependencia de Rusia a la hora de conseguir estos metales industriales. Así, la cadena global de suministro afronta una nueva crisis debido a la guerra en Ucrania, después de los grandes problemas que ha sufrido por el impacto de la pandemia de Covid-19.

Además de las fortísimas subidas del gas natural en Europa y del petróleo en los mercados internacionales, otros materiales vitales para la industria europea, como el paladio, el aluminio, el titanio y el cobre están subiendo como la espuma.

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«Rusia representa un gran porcentaje del suministro mundial de paladio y de de aluminio, que son productos clave utilizados en la producción de automóviles«, explican desde el banco americano Citi. El paladio es fundamental para producir baterías eléctricas destinadas a coches eléctricos.

«Ya hay señales de que la escasez de nuevos componentes está poniendo a prueba las cadenas de suministro del sector automotriz, con algunos fabricantes europeos anunciando pausas en los programas de producción en las próximas semanas», añaden estos expertos.

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Su previsión es una volatilidad adicional a corto plazo en la producción de automóviles y la inflación de costes, que potencialmente afectará de manera desproporcionada a los proveedores de componentes. En la práctica, una caída del 4% en los volúmenes globales producidos puede provocar una caída del 10-15% en el beneficio operativo de los suministradores de componentes y de entre un 5% y un 10% en los fabricantes de componentes.

Por su parte, los expertos de Natixis ven un «gran riesgo» de que se produzcan problemas en el suministro de metales industriales que produce Rusia, debido a que pueden ser utilizados por el Kremlin como ‘arma económica’ para responder a las sanciones de la UE y la EEUU. Esto, por sí sólo, ya justifica las subidas actuales que están registrando.

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Según Natixis, Rusia produce el 42,8% del paladio mundial, el 14,2% del platino, el 8,4% del níquel, el 6% del aluminio y el 4% del cobre. «Pese a que Rusia sólo produce el 4% del cobre, prohibir sus exportaciones puede provocar una gran subida de los precios debido a las tensiones sobre el suministro».

En este sentido, la posición de Rusia en la producción de paladio puede suponer «un gran problema para los fabricantes europeos de automóviles«, tal y como sucedió en 2000. Entonces, el precio se disparó más del 200% en cuestión de meses cuando Rusia interrumpió sus exportaciones de este metal, que actualmente supone alrededor del 0,4% del PIB ruso.

Otro material que puede utilizar Rusia como arma es el titanio, muy utilizado por la industria aeroespacial y de defensa. Por ejemplo, VSMPO-AVISMA, localizada en Siberia y controlada por un aliado cercano al presidente Putin, es uno de los principales suministradores de Boeing.

«Para Rusia, la minería tiene una gran importancia para la economía del país, ya que representa alrededor del 12% del PIB. Las sanciones a ese sector podrían ser dolorosas, pero parecen poco probables, dado que Europa depende en gran medida de los metales básicos rusos y no solo del paladio y el titanio», argumentan desde Natixis.

«Es probable que las sanciones a esos sectores perjudiquen a las industrias europeas, a las que les resultará complicado conseguir rápidamente nuevos proveedores; y también podrían afectar el PIB del continente, ya que los metales son la base de algunos de los productos de su cadena de mayor valor«, añaden.

Así, comentan que «todas las partes pierden» cuando se usan estos metales como arma económica, debido a su interdependencia. En cualquier caso, el actual escenario bélico y de tensión geopolítica ya está siendo «suficiente» para impulsar los precios, por lo que «nos dirigimos a un período volátil«, debido al «peso de Rusia en el mercado de materias primas, la exposición de Europa a las importaciones de metales rusos y su participación en el conflicto; y un mercado de metales básicos muy ajustado».

Tras este análisis, Natixis espera que la onza de oro supere los 2.000 dólares «si el conflicto se intensifica aún más», aunque espera «una corrección rápida una vez que disminuya la intensidad del conflicto y si no se aplican sanciones importantes relacionadas con los productos básicos o se utilizan como arma económica».