En el primer semestre los beneficios combinados de los bancos chinos descendieron un 9,4 %, después de que Pekín les haya reclamado una mayor colaboración en la recuperación económica tras la pandemia de la COVID-19, ya aparentemente bajo control en el país asiático.

Esta semana, los bancos estatales conocidos como “cinco grandes”, todos ellos cotizados en la Bolsa de Hong Kong, publicarán sus resultados de la primera mitad de 2020: el primero será el Banco Industrial y Comercial (ICBC, el mayor del mundo).

Tras él, vendrán el Banco Agrícola (ABC), el Banco de Comunicaciones (BoCom), el Banco de Construcción (CCB) y el Banco de China.

Firmas de análisis de riesgo como Standard & Poor’s (S&P) ya preveían antes del inicio de la pandemia que los beneficios de los bancos chinos “seguirían bajo presión” en 2020 debido a que se seguirían manteniendo los “altos” niveles de “préstamos cuestionables”.

Anteriormente, la misma compañía apuntaba que, “pese a que algunos bancos podrían presentar pérdidas este año, las tendencias a largo plazo de la industria bancaria permanecen estables”, por lo que optaron por no rebajar la calificación de riesgo del sector bancario chino, situado al nivel del de países como Brasil, Colombia o Portugal.

Otra agencia de calificación de riesgo, Moody’s, apuntaba que “la presión sobre la calidad de los activos y la rentabilidad” de los bancos seguirá siendo alta, ya que “la confianza del consumidor sigue débil por la lenta recuperación tras la pandemia y los costes de los créditos se mantienen elevados pese a las múltiples medidas gubernamentales de alivio”.

Posible aumento de la morosidad

Aunque la proporción de morosidad haya pasado del 1,86 % al 1,94 % entre enero y junio, sigue figurando entre las más bajas del mundo.

Sin embargo, este año los créditos impagados a los que deben hacer frente los bancos chinos ascienden a 3,4 billones de yuanes (494.172 millones de dólares) lo que supone un aumento del 48 % en comparación con la cantidad de 2019.

El jefe del regulador chino indicó que el aumento en los préstamos impagados es “inevitable”, por lo que prometió “aumentar esfuerzos” al respecto, pero sin dejar de lado el objetivo principal: garantizar la financiación de las pequeñas y medianas empresas.

Según apuntó en mayo el primer ministro del país, Li Keqiang, este tipo de organizaciones suponen el 90 por ciento de los empleos creados ahora en China.

El director del departamento de Financiación Inclusiva del regulador bancario, Li Junfeng, apuntó que los esfuerzos del sector bancario por aumentar la financiación para permitir la recuperación tras la pandemia podrían hacer que la morosidad en los créditos aumentase también el año que viene, aunque aseguró que China cuenta con “amplia capacidad y herramientas” para hacer frente a esa presión.

Pekín ya ha metido mano en la caja de herramientas este año: por ejemplo, ha rebajado hasta en tres ocasiones los requisitos de coeficiente de caja (RRR, los porcentajes de fondos de un banco que no pueden prestar) para permitir una mayor concesión de créditos.

En la primera mitad de 2020, se han extendido nuevos créditos denominados en yuanes por valor de 12,09 billones de yuanes (1,76 billones de dólares) un 25 % más que en el mismo período de 2019, con cifras récord en sectores como el manufacturero.

 

 

Con información de Banca y Negocios