Con el manual de economía en la mano, lo que está sucediendo en los últimos meses en el mercado de renta fija se podría explicar simplemente relacionándolo con la subida de los tipos de interés que los grandes bancos centrales han tenido que acelerar para contrarrestar el avance de la inflación. Sin embargo, no todo se puede explicar con este fundamento ya que se están viendo algunos movimientos que no responden a la teoría más ortodoxa.

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Uno de estos es lo que está sucediendo con los tramos más cortos de la deuda soberana, que claramente están cotizando una fortísima incertidumbre a corto plazo en torno a la posibilidad de una recesión económica. En este sentido, el mejor ejemplo es la curva de tipos estadunidense, que no había estado tan invertida desde los años 80. La diferencia de puntos de rentabilidad supera ya los 90 puntos entre los vencimientos a 2 y a 10 años.

«La inflación se está reacelerando en algunos casos y en otros al menos no parece que vaya a caer a los ritmos esperamos; la economía aguanta pero puede morir de éxito según los bancos centrales se vean obligados a subir más y más los tipos para frenar la economía y enfriar así los precios», apuntan desde Altair Finance Asset Management. «Lo vemos muy claro al observar la curva de tipos de interés invertida en máximos de los años 90, los tipos de corto plazo están subiendo muy rápido y la relación retorno por riesgo empieza a plantear problemas para el resto de activos, aunque por ahora las bolsas aguantan y el discurso es favorable», agregan.

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La consecuencia de esto es que la rentabilidad de la deuda a corto plazo no solo ha sorpassado a los tramos más largos sino a otro tipo de activos de renta fija como son es la deuda corporativa. En este caso, ya ha superado ligeramente al rendimiento proyectado para el crédito estadounidense de más alta calidad (Aaa). Y se acerca a los siguientes escalones de calidad crediticia.

«Los mercados de crédito parecen ofrecer ahora la mejor rentabilidad/riesgo ya que el grado de inversión se acerca a sus niveles más altos desde la crisis financiera a diferencia de la deuda pública, donde la curva de rendimientos está invertida», explica Chris Iggo, de Axa IM.

Fuente de: El Economista