Este martes el dólar se ponía a la defensiva ante otras importantes divisas y los operadores se mostraban reacios a impulsar al billete verde sin más señales de que la Reserva Federal volverá a aumentar las tasas de interés de forma agresiva en septiembre.

En este sentido, los datos de la inflación estadounidense del miércoles se perfilan como la siguiente prueba clave para el dólar, que incrementó con fuerza luego de que el informe de empleo del viernes, súbitamente fuerte, alimentó las apuestas sobre otra subida de tasas de la Fed de 75 puntos básicos.

Asimismo, la divisa ha retrocedido desde entonces y sucumbió el martes a una leve presión vendedora, en unos mercados poco dinámicos en medio del verano boreal.

En cuanto al euro, subía alrededor de un 0,35% a 1,0226 dólares, la libra esterlina ganaba un 0,2% a 1,2102 dólares, mientras que el dólar cedía un 0,1% a 134,86 yenes.

El índice del dólar, que mide el desempeño del billete verde frente a una cesta de seis monedas, bajó un 0,2% a 106,15. Se mantenía por debajo de un máximo de más de una semana alcanzado el viernes a 106,93.

Por su parte, la Fed aumentó las tasas de interés en 75 puntos básicos en junio y julio. Los futuros del mercado monetario indican que los operadores ven dos tercios de posibilidades de una subida de 75 puntos básicos el mes que viene y han empezado a llevar las expectativas de recortes de tasas a más adelante en 2023.

Especialistas en economia encuestados por el portal Reuters, observan la inflación general interanual en 8,7%, una cifra enormemente alta, pero inferior al 9,1% del mes pasado. El objetivo de la Fed es que la inflación se sitúe en el 2%.

Haciendo que el aumento de las expectativas de subidas agresivas a corto plazo hagan que los rendimientos de los bonos del Tesoro a corto plazo superen a los de largo plazo.

Finalmente, la diferencia entre los rendimientos de los bonos del Tesoro a dos y 10 años, un indicador fiable de la recesión, ha crecido hasta su mayor nivel en dos décadas.