El gobierno de Brasil se dirige a renunciar a su participación mayoritaria en la empresa de energía eléctrica más grande de América Latina, Eletrobras, mediante una venta de acciones que podría recaudar US$7.000m, la mayor privatización del país en más de dos décadas.
Centrais Elétricas Brasileiras SA, como se conoce expresamente a la compañía con sede en Río de Janeiro, está emitiendo nuevas acciones a medida que el banco nacional de desarrollo BNDES está vendiendo parte de su participación en la empresa de servicios públicos en un acuerdo que se estima sea valorado luego del cierre de los mercados el jueves.
En una rara victoria para la iniciativa de privatización del presidente Jair Bolsonaro, es factible que las ganancias se utilicen para financiar subsidios y otras medidas de ayuda antes de las elecciones de octubre.
En cuanto a la participación del Gobierno se disolverá a menos del 50% de las acciones con derecho a voto luego de la venta. Con un valor estimado de 34.000 millones de reales según el precio de cierre de la acción el 8 de junio, podría ser el segundo acuerdo de capital más grande a nivel mundial este 2022.
Posteriormente de años de hablar de privatizar Eletrobras, el acuerdo fortalece las credenciales del ministro de Economía, Paulo Guedes, en su impulso para reducir el tamaño del Estado. Asimismo, llega en un momento en que Bolsonaro, que se ubica tras el candidato de izquierda Luiz Inácio Lula da Silva en la carrera presidencial, necesita tranquilizar a los inversionistas que cuestionan su compromiso con una agenda liberal y, de la misma forma, incrementar su popularidad entre los brasileños que lo culpan a él por la inflación galopante del país. El acuerdo puede ayudarlo en ambos frentes.
“Es una grata sorpresa”, declaró Silvio Castro, socio fundador y director de inversiones de Grimper Capital en São Paulo, punteando que la ventana para la venta se estaba cerrando rápidamente a medida que el país se acercaba a las elecciones. “Podría dejar espacio para que el debate sobre la privatización gane fuerza”.
La liquidez de la venta financiará una reducción en las cuentas de electricidad y posiblemente una serie de medidas propuestas por Bolsonaro para bajar los precios del combustible y controlar la inflación. Los precios al consumidor, que han subido casi un 12% anual, se han convertido en un tema decisivo para la campaña de reelección de Bolsonaro.
El país brasileño mostro planes para privatizar Eletrobras en 2017, bajo la presidencia de Michel Temer. No obstante, el proceso solo cobró fuerza en los últimos meses, luego de que el Gobierno cediera a varias demandas de los legisladores, como aceptar la construcción de varias centrales termoeléctricas que funcionan con gas natural, lo que requerirá ductos y líneas de transmisión.
“Irónicamente, la venta agarró fuerza en un momento de frustración con la agenda liberal”, afirmó Elena Landau, una economista que contribuyó a un impulso de privatización en la década de 1990 mientras trabajaba en el BNDES. “Parece una excepción, como si fuera una respuesta a inversionistas”, agregó.
Políticas divergentes
Cabe destacar que, la venta de Eletrobras también subraya un importante desacuerdo ideológico entre los principales candidatos a la presidencia de Brasil. Si bien Bolsonaro se comprometió a continuar adelante con el programa de privatización si es reelegido, poniendo al productor de petróleo Petróleo Brasileiro SA en el centro, Lula ha criticado fuertemente el proceso y prometió revertirlo si gana las elecciones.
Las privatizaciones adicionales se detendrían con Lula, sin embargo, su amenaza de cancelar la venta de Eletrobras es en gran parte retórica, debido a que requeriría que el Gobierno obtuviera la autorización del Congreso para gastar una gran suma de dinero para recomprar las acciones. Asimismo, generaría dudas sobre la voluntad del nuevo Gobierno de respetar los contratos, posiblemente asustando a los inversionistas.
Según el acuerdo de Eletrobras, que recibió la aprobación del tribunal de cuentas y el Congreso de Brasil, posiblemente se convertirá en la segunda oferta de capital más grande registrada en el país después de la venta de acciones de Petrobras por US$70.000 millones en 2010, tal como lo indican los datos suministrados por Bloomberg. Seguramente será la mayor privatización brasileña desde la venta de Telecomunicacoes Brasileiras SA en 1998.
A pesar de los intentos legales de último momento al descarrilar la operación, hay suficiente apetito de los inversionistas para que el acuerdo tenga éxito, según dos personas con conocimiento del asunto. El precio de las acciones está superando el valor mínimo establecido por el tribunal de cuentas del país, agregaron las personas, que pidieron no ser nombradas por tratarse de información no pública.
Los bancos que ejecutan el acuerdo son Banco BTG Pactual SA, Bank of America Corp., Goldman Sachs Group Inc., Banco Itau BBA SA, XP Investimentos SA, Banco Bradesco BBI SA, Caixa Economica Federal, Citigroup Inc., Credit Suisse Group AG, JPMorgan Chase & Co., Morgan Stanley y Banco Safra SA.
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