Millones de barriles de petróleo que la administración del expresidente Donald Trump había embargado a Venezuela, son vendidos por debajo de la mesa a gobiernos como el de China, que usan diversas estrategias de evasión para despistar a las autoridades de los buques cargueros, de acuerdo a una investigación de Bloomberg.

Entre las estrategias utilizadas como evasión se encuentra el cambio de nombre en los buques sancionados, señal emitida de manera intermitente que evita la localización precisa de los botes y hasta empresas fantasmas que sirven como puente entre las dos naciones para transportar el crudo.

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Según Bloomberg, las facturas y los correos electrónicos revisados muestran hasta dónde llegarían algunos comerciantes para disfrazar el origen del crudo hasta lograr llevarlo a Asia.

Estados Unidos por su parte no puede prohibir que las empresas internacionales adquieran el crudo venezolano, sin embargo, pueden presionarlas financieramente al terminar relaciones con empresas estadounidenses, lo que puede comprometer los ingresos de estas empresas que quieran vincularse con Venezuela.

El riesgo de vender crudo bajo cuerda tiene una alta recompensa

Scott Modell, director gerente de Rapidan Energy Advisors LLC afirmó que el tema del embargo en Venezuela es un tema complicado, “Hay tantas formas de eludir las sanciones”, dijo. “Hay mucha gente dispuesta a correr el riesgo porque hay mucho dinero que ganar”.

Bloomberg reseña que los documentos investigados muestran crudos que cargados en Venezuela, como uno llamado Hamaca, son tratados con aditivos químicos frente a las costas de Singapur y reaparecen en el mercado como cargamentos con nuevos nombres como “Singma” o simplemente una mezcla bituminosa.

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Estas transacciones habían sido realizadas por Swissoil Trading SA, una casa con sede en Ginebra, que actuó en nombre de una empresa de petróleo mexicano de nombre Libre Abordo SA, sancionada por Estados Unidos en junio por comprar crudo venezolano.