Un miembro del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires apreció que Argentina es uno de los países del mundo con mayor uso de criptomonedas debido a sus problemas económicos. Diego Fernández, el Secretario de Innovación y Transformación Digital, junto a otros especialistas en la presentación de la tarjeta Mastercard de Belo. 

A lo largo del evento, el fundador de Belo, Manuel Beaudroit, les preguntó a los especialistas invitados por qué creían que se usa más bitcoin, y otras criptomonedas, en Argentina que en otros países. Su respuesta fue que la razón se debía, en gran parte, a la búsqueda de los argentinos por superar los problemas económicos que hay en el país.

Diego Fernández, quien se autodenomina como fanático del mundo crypto, afirmo: «El conocimiento promedio en cuestiones económicas para sobrevivir, que tenemos que tener todos, es infinitamente superior a cualquier otra sociedad». Esto es algo que se ve evidenciado en las conversaciones de cualquier reunión social en Argentina, agregó. 

«Que el dólar tarjeta, que el impuesto país…», ejemplificando conceptos financieros que suelen aparecer en una charla convencional entre ciudadanos comunes, a pesar de su complejidad. Y agregó: «es todo un lío que nos obliga a aprender sobre cosas que, si viviéramos en un país que funcionara mejor, no tendríamos ni que saber que existen».

El alto grando de conocimiento financiero y necesidad por querer superar las dificultades de la economía, facilita el interés y adopción de bitcoin y otras criptomonedas. Destacando, la comunicadora de la industria, NatyShi, dijo: «Latinoamérica y Argentina en particular es una sociedad súper creativa porque el contexto nos pide ser creativos en el día a día».

«A veces creo que no nos damos cuenta de eso, pero la realidad es que a todo siempre le encontramos una vuelta. El famoso “atar con alambres”, encontrar una segunda posibilidad a las cosas, hace que uno tenga interés y curiosidad por ir más a fondo», resaltó. Así, muchos latinoamericanos encontraron en las criptomonedas una solución o una oportunidad.

Otro especialista, Pablo Sabbatella, expuso que se encontró en las criptomonedas una herramienta que viene a solucionar problemas derivados del sistema financiero tradicional. Por ejemplo, mencionó el corralito del 2001, la moneda que se deprecia un 50% anual y las numerosas barreras económicas. Eso hace que las criptomonedas sean necesarias en Argentina como en Latinoamérica, a diferencia del resto del mundo, consideró.

Argentina tiene una gran oportunidad con las criptomonedas 

El funcionario Diego Fernández por sí mismo cree que la industria de las criptomonedas es una «oportunidad fenomenal» para los argentinos. Incluso tal vez una de las más grandes que han tenido en la historia, afirmó. No solo por las oportunidades que permite su uso, sino también a nivel de negocios que pueden surgir desde Argentina.

Actualmente el talento o las compañías que se están desarrollando en Argentina son world class (de clase mundial). No se trata de que están implantando modelos o siguiendo los pasos de innovaciones que ocurrieron en otro lugar del mundo. Sin embargo, existen muchas soluciones lideradas por argentinos que son número uno en el mundo, y además son los que están marcando el camino dentro de esta industria a nivel mundial.

Bajo esa línea, NatyShi explicó que hay gente apasionada en el tema que está trabajando en la industria porque cree que hay oportunidades enormes de dejar huella, además de hacer dinero. En base a esto, hay muchas organizaciones en el ecosistema de Bitcoin y las criptomonedas que son de origen argentino o latinoamericano. 

Conforme con Sabbatella, esto tiene que ver con que en Argentina la industria del software está muy desarrollada. Para muestra de ello, son los unicornios que se crearon en el país, como Globant y Mercado Libre, por ejemplo. 

Motivado a esto, Diego Fernández concluyó que los gobiernos no deberían frenar el uso de bitcoin y otras criptomonedas con prohibiciones o regulaciones que le afecten. Medita que es un error cortar algo que está funcionando bien sin su control.