Dará de tres a seis meses a varias agencias del gobierno para presentar propuestas, según ‘Barron’s’.

La avalancha de regulaciones que se avecinan en el mercado de las criptomonedas es un elemento de incertidumbre adicional para unos activos que han sufrido de lo lindo en el primer mes de año. En concreto, los expertos apuntan a los pasos que pueda dar EEUU en uno o varios corpus legales para atar en corto esta industria. Y se escruta con especial atención cualquier señal que indique qué camino adoptará la primera potencia mundial, en un momento en que el 40% de operaciones se producen durante las horas de Wall Street. Se sabe que es inminente y poco a poco se van conociendo los detalles.

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La última hora en este frente pasa por que la Casa Blanca no tomará cartas en el asunto directamente, como se había especulado anteriormente. En cambio, emitirá una orden ejecutiva, muy probablemente en febrero, que encargará a las agencias federales la regulación de los activos digitales como el bitcoin y otras criptodivisas como una cuestión de seguridad nacional, según explica ‘Barron’s’, citando una fuente «familiarizada con el plan de la Casa Blanca».

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El memorando de Biden asignaría a algunas entidades gubernamentales el estudio de las criptomonedas, las stablecoins y los tokens no fungibles (NFT) con el objetivo de desarrollar un marco regulador viable. Las agencias gubernamentales relacionadas tendrán de tres a seis meses para presentar propuestas. La orden mencionada podría dar lugar a otras medidas si el presidente de EEUU, Joe Biden, lo considera necesario.

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Los expertos esperan que estas informaciones mantengan la sensación de montaña rusa en las monedas criptográficas. Vaticinan un impacto en el corto plazo, que será más o menos negativo, mientras a largo plazo acabará por ser alcista porque «podría dar a los activos un sello de aprobación y podría reducir la competencia en un mercado en el que se puede crear una nueva ‘moneda’ de la noche a la mañana», explican los analistas de RaboBank.

«Ambas cosas son lógicas. Sin embargo, también lo es el escrutinio de todo lo que hace la criptografía y la imposición de tasas a cada transferencia, lo que significa que no podrá operar a la escala necesaria para surgir como un rival cotidiano de la moneda fiduciaria respaldada por el Estado y sus sistemas de pago más eficientes y sin impuestos», señalan estos expertos.